Entrevista a Luis Manuel Ruiz, autor de ‘Temblad villanos’, Premio Málaga de Novela 2014

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El Premio Málaga de Novela 2014 ha recaído  en una novela ‘de género’ titulada Temblad villanos, de Luis Manuel Ruiz, obra que narra las aventuras de una inspectora de policía que tiene que resolver un extraño caso de asesinato, de la mano de un curioso personaje, un peculiar candidato a superhéroe de carácter excéntrico y disparatado. Novela negra, con tintes humorísticos, un toque fantástico y un homenaje al mundo del cómic, supone la vuelta a la actualidad literaria de este escritor sevillano.

La inspectora Esther Béjar nunca ha sentido mucho interés por los tebeos, si exceptuamos los viejos álbumes de su infancia que protagonizaban Mortadelo y Filemón. Por eso no sabe qué pensar al enfrentarse a un cadáver hecho trizas, sobre cuya mesa aparecen cuatro viñetas de una aventura de Tintín. Y conforme avanza en el caso la cosa se vuelve peor: a Tintín seguirán Corto Maltés, Blake y Mortimer, Conan el Bárbaro y un rosario de héroes de papel que Esther conoce apenas por sus nombres y asocia a un extraño mundo en dos dimensiones, decorado con ciudades exóticas, monstruos, robots, damiselas en apuros, rayos y truenos, héroes y villanos que huelen al chocolate de la merienda, a días lejanos en los que la vida era menos urgente.

Luis Manuel Ruiz (Sevilla, 1973) alterna la docencia con la colaboración en diversos medios de comunicación. Entre otras, ha publicado las novelas ‘El criterio de las moscas’ (1998), ‘Sólo una cosa no hay’ (Premio Internacional de la Feria de Francfort 2001), ‘La habitación de cristal’ (2004), ‘Tormenta sobre Alejandría’ (2009) y, más recientemente, ‘El hombre sin rostro’ (2014). También es autor del libro de cuentos ‘Sesión continua’ (Premio Cortes de Cádiz 2010) y forma parte de numerosas antologías de género breve. Sus obras han sido traducidas a cinco idiomas.

P. ¿Cuál es el origen de esta novela? ¿Cuál fue la chispa que motivó su escritura?

R. Bueno, a la hora de escribir ‘Temblad villanos’ se me mezclaron varias aspiraciones que llevaba tiempo incubando, pero que no sabía cómo cumplir. En primer lugar, retomar viejos personajes de novelas anteriores, algo que suelo hacer con cierta frecuencia, caracteres secundarios que considero que se merecían una trama principal. En este sentido, Esther Béjar ya aparecía, en segundo plano, en un libro anterior mío que se titulaba ‘El ojo del halcón’, y durante años ha estado pataleando en mi interior, exigiendo el protagonismo de una narración para ella solita. Luego, estaba el cómic. Me había dado cuenta de que, pese a ser yo un asiduo de los tebeos y deudor confeso de su universo de aventuras y héroes inoxidables, nunca había dedicado un título expresamente a explorar sus fronteras. Así que quise, también, que ‘Temblad villanos’ fuera un homenaje a todo ese orbe de viñetas que me deslumbra desde la infancia. Y, en fin, en último lugar, o en el primero, no sé, estaban las ganas de volver a ambientar una trama en mi ciudad, cosa que no hacía desde quince años atrás.

P. ¿Por qué géneros transita esta novela?
R. En primer lugar, el policiaco. No siento empacho en confesar que se trata de una novela de género: he dedicado toda mi vida literaria a hibridar géneros, el negro, el fantástico, el terrorífico, y a tratar de conseguir para ellos una dignidad literaria, eso que a veces tan difícil resulta. ‘Temblad villanos’ es una novela negra que podría convertirse fácilmente en el primer título de una serie: la diseñé con ese deliberado propósito. Luego, tiene toques fantásticos, humorísticos. Pero sobre todo ello planea, creo, el estilo cómic. Hay giros de la trama, situaciones o individuos que pueden chocar como disparatados o inverosímiles, y precisamente porque con ellos traté de reflejar los argumentos de los tebeos, donde todo es mucho más prodigioso y tremebundo que en la vida real, incluso que en la literatura. Así que, de ese lado, la novela se escora también hacia el folletín de aventuras o pulp. Un poco
de todo, como en botica. Pero es que el universo, o la vida de cada cual, son también boticas muy grandes.

P. ¿Pueden convivir cultura popular y literatura de calidad?

R. No sólo pueden, sino que deben. Es absurdo que vivan mirando cada una para un lado. Es todo cuestión de distancia. ‘El Quijote’ comenzó siendo cultura popular, y las comedias de Shakespeare, y los folletines de Alejandro Dumas, y las películas de Hitchcock y las canciones de los Beatles. Ahora Almodóvar inspira tesis doctorales y carreras enteras se cimientan sobre series de televisión. El problema es que en torno al debate entre cultura seria y popular existe un viejo prejuicio que cuesta muchísimo trabajo desarraigar, a saber: que la cultura ha de ser aburrida, que la distracción ha de ser vacía. Modestamente, repito que he dedicado toda mi trayectoria narrativa, y sigo haciéndolo, a combatir contra ese dañino estado de cosas. Cabe un punto
intermedio; se puede escribir bien y no martirizar al lector, sino todo lo contrario.

P.  ¿Has escrito la novela pensando esta vez más en los lectores, o solamente te has guiado por tu propio gusto?

R. El propio criterio es el arma fundamental del escritor. Uno debe hacer aquello que quiere, con lo que se siente cómodo. Después de unos cuantos años de rodaje, uno aprende a conocer dónde están sus márgenes, en qué campos puede ofrecer lo mejor de sí y cuáles le conviene no pisar. A partir de ahí, el lector es, por supuesto, un horizonte imprescindible: el receptor y el objeto último del texto. Desconfío muchísimo de esa clase de autores que dicen escribir sólo para sí mismos, para circundar su propio ombligo: las torres de marfil están muy bien y son muy hermosas, pero debajo está la calle, y en la calle hay otros edificios, y tiendas, y mercados, y gente. No se pueden perder de vista. Creo que el gran reto del escritor es tratar de encantar a esa gente desde la torre: invitarles a subir, a que conozcan sus habitaciones, deslumbrarlos con su arquitectura.

P. ¿Cómo definiría a la protagonista de la novela? ¿Qué rasgos tiene para llamar la atención del lector?

R,  Primero y principal, que es absoluta, tristemente normal. Tiende un poco a la neurosis, creo, y la vida se le ha complicado por no ser un poco más práctica. Es muy inteligente, sí, y hace bien su trabajo, pero por desgracia esas no son virtudes que puedan ayudarla en su vida diaria. Es un poco como todos: busca su camino, quiere hacerlo lo mejor posible, trata de detectar una figura geométrica por debajo del azar de líneas, paralelas y perpendiculares, que surcan su vida. Para colmo, muchas de esas líneas, en su caso, conducen a crímenes y misterios que cuesta mucho trabajo resolver.

premiomalaga2014P. Pero ella no es la única protagonista. ¿Qué decir de su compañero, Mo Pardo?

R. En realidad, la novela se formó en mi imaginación con el personaje de Pardo, que está inspirado en una persona real. Por supuesto que tiene ingredientes de mi propia personalidad, pero en los trazos principales corresponde a un individuo que conocí en mi trabajo hace cinco o seis años, y con quien por cierto no he vuelto a tener contacto. Él es el excéntrico, el disparatado, el outsider, el que piensa de otro modo, también el excluido. Al pensar en Pardo, al recrearlo en mi imaginación, me di cuenta de que sus rasgos eran también los que caracterizaban al superhéroe de los tebeos: ese ser diferente dotado de superpoderes que es envidiado y a la vez temido, que se ama y se desconoce, que procede de otro mundo: el monstruo. Entonces comprendí que lo que tenía que escribir era una novela de superhéroes. Y para este Batman elegí a un Robin lo más opuesto posible, una persona
normal, la inspectora Esther Béjar. Así empezó toda la historia.

P. ¿Cómo resolvería Esther Béjar algunos de los caos más ‘populares’ o mediáticos que conocemos ahora en España?

R, Yo creo que el dúo Béjar-Pardo haría uso de los ingredientes a que nos tiene acostumbrados: humor, excentricidad, curiosidad, canciones viejas, algo de violencia, cultura pop y un poco de sentido común. Quizá en el futuro se pongan a ello y solucionen algún caso nuevo que aún permanece en la sombra… Todavía no sabemos.

P. ¿Esta novela conduce a algún cambio en su trayectoria como escritor? ¿Por qué ha habido tantos años de sequía en su trayectoria?

R, Me he pasado varios años sin publicar por diversos motivos, entre los cuales el más importante quizá sea la búsqueda de una ruta propia, el intento de aclarar qué es lo que quería hacer y a dónde pretendía llegar con mis obras. Después de saldar esa cuenta con la conciencia personal y llegar a la conclusión de que me apetecía escribir para disfrutar como he disfrutado leyendo, mis novelas se han dedicado a transitar la mitología de mis comienzos como lector, lo que me hizo dedicarme a esto en un principio: el cómic, el cine de aventuras, los cuentos de miedo. En ese sentido, Temblad villanos es un paso más y un manifiesto desde su mismo título: resume palmariamente todo lo que pretendo hacer en el futuro, guste o no guste en ciertos ámbitos.

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