Relato: ‘Tres variaciones musicales a un cuento clásico’ de Lourdes G. Trigo

1

Dragón

De Lourdes G. Trigo / Ganadora de la II edición www.excelencialiteraria.com

 .

variación: f. Mús. Cada una de las imitaciones melódicas de un mismo tema.

Tema

Érase una vez, en un reino muy lejano, un rey justo y bondadoso que amaba a su pueblo y éste correspondía a su soberano. Pero al pacífico reino llegó un dragón que atemorizaba a sus habitantes, pues cada noche raptaba a una doncella y la devoraba viva. Cuando los soldados del rey intentaron matar al dragón, éste se los comió a todos. Sólo dejó escapar a uno para que llevara el siguiente mensaje: «Si el rey me entrega a su hija, dejaré en paz al pueblo.» El rey envió más y más soldados de su ejército, pero ninguno pudo con el dragón y una hija de los campesinos o de los burgueses moría cada noche. Un grupo de ciudadanos se entrevistó con el rey: <<Vuestro pueblo sufre. Sabemos que sois un rey justo, pero si no entregáis a vuestra hija, majestad, nos veremos obligados a asaltar el castillo y entregarla nosotros mismos>>. El rey reforzó los turnos de guardia pero no se quedó tranquilo. Mandó emisarios a todos los países: el valiente caballero que matara al dragón y presentara su cabeza en el patio del castillo, obtendrá la mitad del reino y la mano de la princesa.

Un pobre aprendiz que vagaba en busca de trabajo, escuchó el bando del rey. <<Soy joven, se dijo, y no tengo ni un sitio dónde dormir; no perderé mucho si muero>>. Armado sólo de un palo y una piedra, y vestido con una tosca camisa, se presentó en la cueva del dragón. Ayudado de su astucia, consiguió sacar a la bestia de la cueva y llevársela al interior de un bosque. El dragón, tan grande, se movía torpemente entre los árboles. Estaba tan ciego de ira que él mismo se enredaba en los matorrales. Entonces el joven, subió ágilmente a las altas ramas de un árbol y se dejó caer con la afilada estaca entre las manos, con la que atravesó el cuello del dragón.

Los vecinos, que se habían despertado con los aullidos del monstruo, le esperaron en la plaza, en donde lo acogieron con vítores al ver la cabeza del dragón en las manos del aprendiz. El rey lo recibió con honores en su castillo y, poco después, se casó con la princesa, que se había enamorado de él nada más verlo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Variación I: adagio e con sentimento.

-¡Oh, desdichada de mí! ¿Quién me salvará? Cautiva soy en mi propio castillo. Un dragón me acecha y el pueblo pide mi cabeza. Por si fuera poco, mi padre no puede protegerme… ¡Oh, desdichada! Nacer con futuro de reina y perder la vida antes de vivirla.

-Mi princesa, no lloréis. Que no os engañen mis toscas ropas de campesino, pues mi corazón es valiente y mi cabeza astuta. Mil caballeros han perecido en esta empresa, pero yo os juro, que por vuestro amor cortaré la cabeza del dragón.

-¡Oh, mi dulce amigo! Vuestra soy si me liberáis. Pero, ¿qué veo? ¿Ya os marcháis? Triste y desolado queda mi corazón con vuestra ausencia… Más, ¡os veo venir! No ha pasado ni un día y volvéis a hombros de mi pueblo. Y, ¿qué veo? ¡Oh! la cabeza del dragón sobre un asta como trofeo. Tomad mi mano, valiente caballero. Si el reino os lo concede mi padre, mi corazón os lo regalo yo.

Lourdes_GTrigo (1)
Lourdes G. Trigo

Variación II: presto.

Desde que el campesino es rey, los dragones han huido.

Variación III: allegro ma non troppo.

Escuche usted, madre, la que se ha formado. Pues no va y un paleto se casa con la princesa, que ni siquiera es del país, que ni conoce el idioma… ¡Vamos! ¡Valiente mamarracho nos han colocado! Que será todo lo astuto que se quiera… Que sí, que tienes razón, que mató al dragón y nos salvó a todos. ¡Pues que lo pongan de general! Pero de príncipe… Si no sabe ni atarse las botas.

 

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