Entrevista a Luis Morales, autor de la novela ‘Un amor como éste’ sobre la relación entre Pessoa y Ofélia Queiroz

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«Fue un amor común entre dos seres excepcionales, un amor excepcional entre dos seres comunes».

 

En octubre de 1919, el poeta Fernando Pessoa conoció a la jovencísima Ofélia Queiroz, en las oficinas de la Baixa lisboeta donde ésta entró a trabajar como mecanógrafa y él ya ejercía como traductor de correspondencia comercial.

Al poco tiempo iniciaron una relación amorosa que habría de durar hasta noviembre de 1920 y que, tras nueve años de separación, retomaron en verano de 1929 para frustrarse de nuevo, ya definitivamente, al cabo de los meses, si bien el contacto se mantuvo hasta la muerte del poeta en 1935. Un amor como éste es la reconstrucción literaria, fiel y documentada de aquel amor el único conocido del poeta; pero es también una biografía «encubierta» del gran escritor y una antología exquisita de su obra, un homenaje a ambos, a Lisboa, y a todos los que, ridículos, como dijo el propio Pessoa, han escrito alguna vez cartas de amor.

Charlamos esta mañana lluviosa de junio con Luis Morales (Cáceres, Iberia, 1971) autor de Un amor como éste (Funambulista) en el que se adentra en esta historia de amor. Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas por la UNED, y en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca; diplomado en Estudios Avanzados en el Departamento de Filosofía Jurídica de la UNED, y diplomado en el Programa Superior de Dirección de Ventas de la Escuela de Negocios ESIC. En 2004 publicó su primera novela, La extrañeza de un cielo que no es el tuyo (Septem Ediciones). Dos años después Tal vez se llame Lisboa…, que transcurre en Lisboa, ciudad-protagonista, y que ha sido la columna vertebral de poramoralisboa.com, website del que es creador y promotor. Precisamente un episodio narrado en esa obra está en el origen de ésta: la historia de amor entre Fernando Pessoa y Ofélia Queiroz, que se cuenta partiendo de un tratamiento riguroso de los hechos y un profundo respeto hacia los protagonistas. Entre tanto, en 2013 escribió la novela Oz revisitado y en 2014, y también en Funambulista, publicó una antología de fragmentos del Libro del desasosiego que subtituló Un día en la (no) vida de Bernardo Soares.

P. Hace unos meses nos presentaste tu versión de Libro del desasosiego; ahora, esta novela… ¿Hechizado por Pessoa?

R. ¡Y eso que al principio yo le tenía manía! Pero antes o después, como lector, como escritor, uno da con fragmentos del Libro del desasosiego, que son como migas que marcan el camino, y… se adentra de lleno en el laberinto de Pessoa. En mi caso, llevo tirando del hilo de su vida y obra muchos años, y quizá ahora, con la publicación de esta novela, comienzo a ver la luz de salida.

P. ¿Y por Lisboa?

R. Lisboa es mi lugar en el mundo: es una certeza contrastada en el tiempo y con la experiencia, no un hechizo ni un amor pasajero. Un amor como éste es también una declaración de amor a la ciudad.

P. En este libro novelas la relación entre Pessoa y Ofélia Queiroz. La leeremos, pero ¿nos puedes adelantar algo de ese amor?

R. Fue un amor común entre dos seres excepcionales, un amor excepcional entre dos seres comunes. Pero una de las partes implicadas ha resultado ser una de las voces más poderosas de la literatura universal. Para Pessoa vivir su vida fue vivir muchas y dispares vidas ―de ahí sus heterónimos―. La vida no le bastaba; a Ofélia sí. Un amor como éste nos enseña la cara más íntima del escritor portugués. Nos descubre al hombre antes que al artista. Es también una antología exquisita de su obra, y el descubrimiento al mundo de toda una mujer como Ofélia Queiroz, y un homenaje a ambos, y a sus biógrafos, y a Lisboa, y a todos los que, ridículos de nosotros, hemos escrito alguna vez cartas (¡o emails, o whatsapps, o tuits!) de amor.

«Lisboa es mi lugar en el mundo: es una certeza contrastada en el tiempo y con la experiencia, no un hechizo ni un amor pasajero. Un amor como éste es también una declaración de amor a la ciudad».

P. Ofélia vivió muchos años más que el poeta. ¿Cómo fue su vida?

R. Fue tan plural como la de Pessoa y sus heterónimos, porque llegó nada menos que a la edad de 91 años. Atravesó casi todo el siglo XX. Ha pasado azarosamente a la historia y estamos ahora hablando de ella, por ser el único amor conocido de Fernando Pessoa, la destinataria de sus cartas de amor; pero ese fue un episodio de 15 años en la larga vida de Ofélia. Tuvo mucha vida después de aquello. Una vida apacible, convencional incluso, pero marcada por el carácter curioso y vitalista de una mujer íntegra y querida.

P. ¿Llegó a reivindicarse como algo más, mucho más, que la única mujer en la vida de Pessoa?

R. Este aspecto es uno de los que hacen de ella un ser excepcional. Ella no hizo ruido mediático alguno ni aprovechó la fama póstuma de Pessoa. Fue una persona que asistió a la progresiva glorificación póstuma de Pessoa sin en ningún momento reivindicar, ella o alguien de su entorno, el protagonismo que, sin embargo, se deduce de la relación epistolar entre ellos. Soy yo, quizá, el primero en reivindicar a la persona que había detrás de la destinataria de esas “Cartas de amor” de Fernando Pessoa.

P. Traduces cartas firmadas por ella que nunca antes se habían publicado en español. Pero las de él sí estaban traducidas… ¿Por qué esta diferencia de trato?

R. Las de él se publican por primera vez en 1978, y en pocos años, cuando el interés por el poeta se desborda, llegan a medio mundo. Pero ciertos biógrafos, expertos y estudiosos de Pessoa encuentran estas cartas un tanto banales, y a la destinataria, suponen, una jovencita sin mayor interés. Digamos que este amor les rompía un poco los esquemas, no les cuadraba con la figura casi mitificada de Pessoa. Le preferían enigmático en el amor, a caballo entre la misoginia y la homosexualidad. Sus 48 cartas a Ofélia, tan terrenales, no corresponden a alguien de su genio. No obstante, se difunden como parte de su legado. Y sin embargo, las de la destinataria, y por tanto las cartas que completan ese diálogo entre los dos enamorados, sólo salen a la luz, y parcialmente, en 1996. Es más: la totalidad de las 246 cartas que Ofélia le escribió sólo ha sido posible leerlas a partir de 2013. Pero independientemente de la indiferencia por el personaje de Ofélia por parte de investigadores y demás, antes o después alguien, en algún rincón del mundo, iba a tirar del hilo de esas cartas y de esas vidas. Porque, ya se sabe, detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer. Ocurre que he tenido la suerte de ser el primero en novelar esta historia, la suerte también de haberme encontrado con ella con el oficio suficiente como para componer con todo este material algo que cause emoción.

P. Algún medio ha incluido Un amor como éste como una de las novelas indispensables de la presente edición de la Feria del Libro. ¿Contento?

R. Una grata sorpresa, desde luego. Sabíamos que la aparición por fin de una muestra representativa de las cartas de Ofélia a Fernando en castellano había generado cierta expectación, pero destacar tan pronto, y en una editorial independiente, entre tan apabullante oferta de novedades, nos ha sorprendido, si bien tenemos la certeza de que la novela responderá con creces a cualquier expectativa. No obstante, este tipo de listas y clasificaciones, que sirven para orientar al lector, tienen mucho de aleatorio y subjetivo. Hay que escrutarlas con ciertas reservas. Irá siendo el “boca a boca” de los lectores lo que haga que esta novela trascienda en el tiempo.

P. Si en uno de tus viajes a Lisboa te cruzaras por la calle con Ofélia, ¿qué le dirías?

R. Lo cuento en el epílogo de la novela: cada vez que vuelvo a Lisboa (cosa que hago por pura necesidad vital media docena de veces al año) me cruzo con ellos, con Fernando y con Ofélia, con los fernandos y ofélias de ayer, hoy, y siempre. También cuento que cuando yo viajé por primera vez a la ciudad, en 1990, a mis diecinueve añitos, ella todavía vivía. Si pudiera viajar en el tiempo y volver a ese año de 1990 pero con mi edad de ahora y la novela bajo el brazo, y visitar a Ofélia, le diría: “Pero mujer, ¿cómo te pusiste tan pesada con eso del matrimonio? Me lo espantaste al pobre”.

P. Tu próximo trabajo, ¿tendrá también que ver con Portugal?

R. Es curioso: mi “próximo trabajo” ya es pasado. Los tiempos en la escritura no siempre se corresponden con los tiempos de la publicación y difusión. Un amor como éste es mi tercera novela. La segunda y la cuarta ya están escritas, pulidas, y listas para ser publicadas. La segunda todavía tiene mucho que ver con Portugal, pero la cuarta, Oz revisitado, transcurre en el día de los atentados del 11M. Y en otoño quisiera darle un impulso a la quinta, Un verano no tan azul, una crónica generacional que retoma los personajes de la serie televisiva Verano azul y los sitúa, cuarentones ya, en pleno siglo XXI.

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