Reseña: ‘El frío anochecer de los espejos’ de José Manuel García-Otero

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lafríanochedelosespejosEl frío anochecer de los espejos de José Manuel García-Otero. Editorial Pentian, 2016.

 

Por José R. Cortés Criado.

 

José Manuel García-Otero escribe una novela de las denominadas negra, donde se mezclan asesinos a sueldo, policías corruptos, policías honrados, hombres y mujeres con mala suerte… Con estos mimbres escribe una obra que desde la primera página te atrapa y te hace seguir el ritmo intenso que marca el autor.

Todo comienza con la muerte a tiros de una mujer que sale de un edificio con su pareja, el asesinato es rápido y el lector queda confundido con el suceso y desea saber más; pero el escritor salta a otro tema en el segundo capítulo y va presentado en los sucesivos a nuevos personajes, unos en España, otros en Medellín, Colombia; y otros en Buenos Aires, Argentina.

Caminando a tientas por sus páginas el lector va uniendo cabos gracias a las pocas pistas que en ellas halla para formar el armazón narrativo, que poco a poco, primero a ritmo lento, y después de manera vertiginosa hace que la lectura sea muy atrayente.

Por sus páginas pasa el tráfico de drogas, el cartel colombiano, la vida de un argentino de origen hispano italiano que recala en Madrid, de dos mujeres jóvenes a las que la vida les fue esquiva en un momento pero ahora vuelve a sonreírle, la de un colombiano de Medellín cuyo único problema es ser simpático y muy habilidoso con las manos, unos policías corruptos sin escrúpulos, otro muy honrado, trabajador y responsable al que la vida trata mal, otra mujer policía muy profesional que valora a las personas por lo que son…, en fin, una serie de personas de distintas cataduras morales como en la vida misma.

Esta obra coral tiene un ritmo muy bien marcado, por lo que ningún personaje desafina en la puesta en escena a pesar de ser muchos los componentes del grupo y deambular cada uno por su lado, hasta que todos confluyen en un momento donde negocios entre mafiosos, ajustes de cuentas personales, relaciones amorosas y personales marcan el desenlace de la novela.

A lo largo de las páginas García-Otero narra con suma habilidad y se apoya en descripciones cargadas de adjetivos precisos, crea metáforas muy imaginativas, escribe finas sinestesias y recrea imágenes de gran belleza. Además incluye palabras y expresiones de Argentina y Colombia.

El narrador principal, omnisciente, se siente arropado por el resto de los personajes que aportan su punto de vista, aunque éstos no sólo narran sino que ofrecen distintas perspectivas a la trama, unas veces dialogando con ellos mismos y pasando revista a sus vidas, otras observando su entorno y los personajes que lo pueblan.

Los diálogos son ágiles, tienen un gran peso en la trama, sobre todo los diálogos interiores de los protagonistas, ese hablar con su otro yo está cargado de autenticidad y sentido.

Para la representación escrita de los diálogos el escritor hace uso de las sangrías y de las distintas tipologías de letra, evitando el uso de guiones o cualquier otra marca indicativa.

Buena novela que refleja las vicisitudes de unos hombres y mujeres que arrastran un pasado mientras buscan su futuro; a alguno le llega tarde, a otros les abre las puertas de una nueva vida y hay a quienes se las cierra definitivamente.

Todos los personajes están perfectamente definidos y se desenvuelven según su forma de pensar, dando como resultado la presencia de actores con mucha fuerza y magnetismo suficiente como para dotar de credibilidad la obra.

 

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