Relato: ‘Por detrás de las fotografías’ de Irina Galera

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De Irina Galera. Ganadora de la X edición www.excelencialiteraria.com

 

Casi se atragantó con la cerveza cuando ella se lo dijo. Era una noche cálida en un pub de la calle Austin, en Nueva York. Andrés miró a Marga pasmado.

-¿De verdad quieres que vivamos una mentira? ¿Qué finja delante de todo el mundo que tengo una historia con una blogger que no para de viajar?

– ¡Venga, Andrés! ¿Acaso no es la mejor idea?… Trabajarás al tiempo que disfrutas de unas vacaciones. Lo único que tendrás que hacer será algún posado por aquí, alguno por allá… Y no es engañar: es dar al público lo que quiere. ¿Y qué quiere?… El público quiere soñar con días en el Caribe, ver fotos bonitas y creer que existe la pareja ideal. Es lo mismo que con el cine: las películas son una ventana abierta por donde escapar de la rutina y transportar a los espectadores a otra realidad. Sólo te pido que me ayudes a entretener a la sociedad, a entusiasmarla contándole una historia diferente.

– ¿Contándole?… Inventándonos, dirás -la corrigió.

-Bueno, vale… Inventar. Pero los inventos son necesarios. Hacen la vida menos monótona. Sólo piensa en los likes que recibiré… Que recibiremos -se corrigió Marga-. Tendremos miles de fans encandilados con la historia de amor entre Marga, la blogger del momento, y Andrés, su amigo de toda la vida. ¿A que suena bonito?

Andrés se quedó contemplando el vaso, absorto en sus pensamientos. No sabía qué contestarle. Era una oferta muy tentadora.

Las marcas que patrocinaban a su amiga en las redes, habían decidido que aumentara su influencia gracias a un compañero con el que formar una pareja. Por eso tenían que fotografiarse de la mano, mirando el atardecer, sonriéndose, tomando copas en un bar… Aquello le daría un toque más humano a sus cuentas públicas. Sólo hacía falta encontrar un chico que pudiera representar ese papel.

Marga se lo había propuesto a Andrés porque eran amigos desde hacía tiempo. Como la persona que interpretaría a su novio debería viajar con ella, prefería que fuera alguien de confianza.

-Tú conseguirás que todo parezca natural, creíble -le había dicho con una sonrisa.

<<Esto de ser blogger se le ha subido a la cabeza>>, pensó Andrés.

Marga se creía ser una reina. Y no era para menos: a sus veintisiete años estaba ganando unas cifras astronómicas, pues había triunfado en éste nuevo negocio copado de publicidad. Y ahora necesitaba a Andrés.

Él se levantó muy serio. Pidió al camarero otras dos cervezas y armándose de valor, le cogió a Marga de la mano. Después de mirarla en silencio por unos instantes, al fin despegó los labios:

-Marga, te conozco. Mejor dicho, nos conocemos. Sabes que soy un tipo sencillo y tranquilo. No me interesa la fama, convertirme en el centro de atención. Tampoco me gusta crear falsas impresiones. Si te soy sincero, no voy a participar en contarle al mundo una farsa -tomó aire-. Querría que hubiera una historia entre nosotros, tan real como la cerveza que nos estamos tomando. No tendría por qué enterarse nadie. Sería algo nuestro, privado, personal. Pero si me dices que también tú me quieres, iré contigo dónde haga falta. Y si tienen que hacernos fotos, que nos las hagan incluso cuando nos pique una medusa. Me dará igual, si es por estar contigo.

Irina Galera

Marga creyó que podría caerse del asiento. Entonces se rió, y se besaron. Y aunque ninguna fotografía captó aquel momento, fue un recuerdo que iba a durarles toda la vida.

 

 

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