¿Por qué los españoles caen en fraudes online?

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Se nos conoce como el país de la picaresca, con Lázaro de Tormes por bandera, y en parte, sí que nos gusta encontrar la trampa con la que lucrarnos, pero… ¿no caemos, al final, en diferentes timos, sobre todo con la llegada de internet? Pues sí, y probablemente esté relacionado con ese sentimiento tan nuestro de cazar las gangas al vuelo. Es decir, somos carne de cañón para aquellos expertos en el fraude.

Realmente, es una cuestión de sangre fría y análisis. El phising o suplantación de identidad cada vez está más perfeccionado, y las grandes compañías como Apple o BBVA la padecen constantemente. Cuando nos llegue un email diciendo que hemos comprado algo en la AppStore que sabemos que no hemos comprado, debemos dudar de la veracidad de ese email. Precipitadamente, tendemos a pensar que nos han hackeado la cuenta o que nuestros hijos la han usado sin permiso, pero por norma general se tratará de una empresa intentando robar nuestros datos. ¿Cómo saber si es o no es Apple quien nos envía un email? Es muy sencillo: deberemos explorar la dirección de email, no el nombre que nos aparece. Lo mismo con los links que nos sugiere dicho email: puede que el anchortext sea la url del sitio original, pero la url de destino puede ser otra. Hagamos clic derecho y copiemos el texto para averiguarlo.

Aquellos que les gusta jugar online deben poner especial atención, ya que siempre es peligroso facilitar datos bancarios a sitios no fiables, por eso siempre hemos de buscar información sobre los mejores juegos de casino legales en línea y asegurarnos de que están regulados por la DGOJ. Muchas veces quedamos deslumbrados por los bonos de bienvenida y no miramos las condiciones. Los españoles somos muy dados a obviar los términos y condiciones, pero en estos casos hay que tener sumo cuidado porque se trata de nuestro dinero. En cuanto al resto de sitios con pasarela de pago como tiendas online, debemos ver cómo el comienzo de la url pasa de http a https, si bien cada vez son más los sitios que se pasan al https independientemente de si operan o no con dinero, simplemente para proteger los datos personales de sus usuarios.

El el caso de los bulos vía WhatsApp, hay mucha más gente que se cree lo que les llega mediante una cadena que la gente que se detiene a analizarlos. Desde luego, si WhatsApp tiene algo que cambiar en sus políticas, no va a esperar a que alguien inicie una cadena para informarnos: nos mostrará un mensaje directamente al ejecutar la aplicación. Lo mismo sucede con Facebook: últimamente se está extendiendo el rumor que si tecleamos una palabra nos dará como resultado un símbolo o emoji que nos indicará el grado de seguridad de nuestra cuenta. Nada más fácil que ir a la configuración de nuestra propia cuenta para comprobar lo que tenemos o no activado.

Las reseñas en redes sociales son un buen indicador de si una oferta es real o es un fraude. Cada vez es más habitual que en Instagram se incluyan promociones increíbles como una Cámara Fujifilm Instax, cuyo precio ronda los 100€, por menos de 20. Sólo hay que acceder a los comentarios para descubrir que es una estafa y que aquellos que se atrevieron a “comprar” nunca recibieron su producto.

En conclusión, los fraudes salen adelante en caso de decisiones tomadas por impulso, pero basta detenerse un momento y hacer uso de la lógica para hacer un par de comprobaciones y descubrir si efectivamente podemos confiar o no en la maravillosa oferta que tenemos delante.

 

 

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