Entrevista a Toni Hill autor de ‘Tigres de cristal’: «Los acosadores buscan público, cuanto más mejor, porque eso refuerza su autoestima»

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«En los 70 el acoso era más físico, más explícitamente violento, pero a cambio implicaba un enfrentamiento cara a cara; ahora nos encontramos con un acoso virtual, más insidioso, del que no estás a salvo ni en casa porque sigue contigo a través del móvil».

 

Por Carmen F. Etreros.

 

Este martes de junio charlamos con el conocido escritor Toni Hill que acaba de publicar su nueva novela Tigres de cristal (Grijalbo), una absorbente historia de suspense psicológico que explora los límites entre la culpa y la expiación. Un escritor, psicólogo de profesión, que ya nos sorprendió con sus novelas El verano de los juguetes muertosLos buenos suicidasLos amantes de Hiroshima y Los ángeles de hielo.

P.¿Cómo nace tu novela Tigres de cristal? ¿Cuál fue tu inspiración?

R. Por un lado, hacía mucho tiempo que tenía ganas de escribir una historia ambientada en un barrio que conocí de cerca durante mi adolescencia, y por otro, el tema de dos chavales que cometen un crimen en la niñez y las consecuencias que se derivan de este me rondaba por la cabeza desde hace años. Al final, ambos ejes se articularon en mi cabeza de manera bastante natural.

P. ¿Por qué una novela negra en un barrio barcelonés de la periferia Cornellá del Llobregat?

R. Porque creo que ese barrio en concreto, ahora conocido por San Ildefonso, se merecía una novela. Porque sus habitantes, en su mayoría emigrantes procedentes del sur, no han sido sujeto protagonista de demasiadas historias de ficción. Y, desde un punto de vista más personal, porque ese barrio fue importante para mí de los 14 a los 18 años y, en cierto sentido, se lo debía.

P. ¿Y tus personajes Juanpe, apodado El Moco, y Alena, hija de un emigrante polaco?

R. Ambos son víctimas de acoso escolar: Juanpe en los setenta, cuando el fenómeno no tenía nombre, y Alena en la actualidad, en un acoso más de redes sociales. Son muy distintos: Juanpe era el típico niño marginado, nacido en una familia con graves problemas; Alena, en cambio, tiene teóricamente todos los elementos para ser una chica popular (es guapa, lista), y sin embargo se convierte en el foco de odio de sus nuevos compañeros de instituto.

P. ¿Cómo y por qué habla tu novela del acoso escolar?

R. El acoso escolar es un tema importante que se ha tratado relativamente poco en la literatura adulta, y creo que merecía una aproximación global (hablando de acosadores, de víctimas, de testigos…), y al mismo tiempo me servía muy bien para contar cómo han cambiado las cosas con el paso del tiempo. En los 70 el acoso era más físico, más explícitamente violento, pero a cambio implicaba un enfrentamiento cara a cara; ahora nos encontramos con un acoso virtual, más insidioso, del que no estás a salvo ni en casa porque sigue contigo a través del móvil. Creo que era una buena metáfora para hablar de cómo el tiempo ha cambiado algunas cosas, aparentemente, pero al mismo tiempo se mantienen otras, como la voluntad de hacer daño a un compañero o compañera de clase.

P. ¿Cómo han cambiado las nuevas tecnologías y las redes sociales el acoso escolar?

R. Como te decía antes, lo vuelven más invasivo, más persistente, y, en otro sentido, amplían el público. Antes un acoso era presenciado por tus compañeros de clase, en cambio ahora el acosador puede subir ese vídeo a las redes y conseguir que su acto sea visto por mucha más gente. En realidad, los acosadores buscan público, cuanto más mejor, porque eso refuerza su autoestima (que suele ser bastante pobre).

P. ¿Cuáles son tus planes de futuro como escritor?

R. De momento no tengo ninguno concreto. Hay ideas que dan vueltas por mi cabeza, pero nada decidido. Después del verano ya tendré que ponerme en serio con algo, supongo, aunque de momento prefiero disfrutar de los comentarios y entrevistas que surgen a raíz de estos Tigres de cristal.

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