De Teresa Olmedo. Ganadora de la XII edición www.excelencialiteraria.com

 

¿Quién eres?… Ansío saber la respuesta. Mejor dicho; he nacido con esa necesidad impresa en el alma. No sé si el resto del mundo la tendrá, pero a mí me quema el pecho.

Te he buscado por todas partes y no puedo negar que he visto tu rastro. Sí, he visto con mis propios ojos allí por dónde has pasado. Aunque todavía no sé quién eres, sé reconocer tu paso porque hay algo que nos une.

Mi alma se agita, se eleva, se expande, vuela cuando presiento que has estado allí donde yo estoy. Te he sentido en los primeros resplandores de la primavera, cuando los árboles estallan en rosas y blancos. Te he oído en el cantar de los pájaros que vuelven a llenarme los oídos. Te he visto en un niño que da sus primeros pasos y en la emoción incontenida de una madre al escuchar a su hijo pronunciar torpemente su primera palabra. De alguna manera estás cuando el cielo límpido se tiñe de naranja y da paso a un río de diamantes suspendidos. Estás cuando el verde de las hojas se torna en rojos apasionados, amarillos locuaces y sienas juguetones.

Son manifestaciones físicas de que existes. Por ellas no he perdido la esperanza de conocerte, ya que en más de una ocasión he llegado a pensar que eres una ilusión, una sombra con la que el destino se ríe de mí. Pero de repente, cuando mi esperanza parecía irrecuperable, el calor de un abrazo o la verdad de una sonrisa me devolvían tu presencia.

¿Quién eres?… ¿Por qué sin verte te deseo?… ¿Acaso podrías llenar el vacío que me devora por dentro? ¿Cómo no salir en pos de ti si todo el mundo parece buscarte? De hecho, ¿por qué la humanidad te busca incansablemente? ¿Por qué los poetas, los músicos, los filósofos, artistas de todas clases tratan de encontrar tus huellas? ¿Por qué nos maravillas si seguimos sin saber quién eres?

Teresa Olmedo

Unos pocos aseguran haberte encontrado, pero al hacer público tu paradero no les hemos creído.

Ansiado por los ricos. Deseado por los pobres. Suspirado por los soñadores. Mendigado por los miserables. Anhelado por los tristes. Intuido por los felices… Belleza inalcanzable, ¿quién eres?

 

 

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