Distinta de Beto Valencia – Sozapato. Kalandraka, 2019.
36 pp., 22 x 22 cm., 13.00 €.

Por Anabel Sáiz Ripoll.

Sucede, a menudo, que no nos damos cuenta de lo que nos rodea y clamamos por una felicidad que no coincide con lo que tenemos o que, quizá, no sabemos apreciar porque, tal vez, si cambiamos de perspectiva notaremos que, por el solo hecho de vivir, ya somos muy afortunados. Esto le sucede a Luna, la protagonista del texto que nos ocupa. Luna es una niña pequeña que se sabe distinta, diferente, aunque tampoco sabe muy bien por qué. Mientras unos se lamentan porque han de madrugar, ella sabe sacar partido a levantarse temprano; mientras los adultos se enzarzan en discusiones a causa del tráfico, ella se sabe a salvo y disfruta, mientras unos se desesperan por la rutina, Luna aprovecha los momentos; mientras unos se quejan porque llueve, ella es feliz y, mientras unos se esconden al llegar la noche, ella sueña. Así es Luna. Ella imagina un mundo a salvo, en donde la naturaleza siempre está presente. Donde unos ven tráfico ella ve un mar gigante, donde unos ven lo gris, ella ve lo dorado y amable.

Distinta nos habla de algo tan importante como es soñar y aprender a disfrutar de nuestro entorno. No todos sabemos hacerlo, Luna sí. Ella es capaz de superar el mal humor por las pequeñas contrariedades de la vida y, con sus sentidos alerta, vivir cada jornada como si fuera siempre una aventura diferente.

El texto es de gran luminosidad y lirismo ya que Beto Valencia maneja metáforas visuales que hacen que el lector espolee su imaginación y recree, como Luna, un mundo al margen del aburrimiento. Las ilustraciones, hermosas, impactantes, a todo color, rodean el texto breve y poético y le dan una fuerza visual extraordinaria. Frente a lo gris y vulgar, lo nuevo y luminoso. Las ilustraciones ofrecen, pues,  estos dos mundos, los adultos, con su carga de mal humor y rezongando siempre y Luna, y los niños por extensión, soñando y dejándose acompañar por la sorpresa del nuevo día. El valor simbólico está presente en el álbum.

Distinta está en la línea de la poesía pura y, salvando las distancias, Luna es una especie de Jorge Guillén pequeño, infantil, que, como en su obra Cántico agradece el estar viva, el respirar, el poder soñar, el ser, en una palabra, distinta.  

Distinta se destina a los lectores a partir de 5 años y, seguro, que les encantará esta explosión de color, mientras que a los mayores, tal vez, les haga reflexionar y pensar en su (nuestra) manera desenfocada de ver la realidad.

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