Un tío en París de Paloma Bordons (texto e ilustración). Editorial Edebé, colección Tucán verde, 2018. 130 x 195 mm., 220 pp., 9,40€. (+10 años).

Por José R. Cortés Criado.

Imaginad por un momento a un chico de pueblo que por primera vez se monta en un avión para ir a París a casa de su tío Manolo, un pintor que vive en la ciudad de la luz, que tiene una calle en su pueblo y que lleva sin pisar España muchos años.

En ese avión viaja una niña de su misma edad, doce años, muy resuelta y con experiencia en vuelos aéreos. Pronto cala a su compañero de asiento y comparten alguna confidencia y beben zumos de tomate.

Cuando despierta Manuel o Manu, como lo llama su madre, el avión está en tierra y es el único pasajero sin desembarcar. Lo recoge una señora con cara de pocas amigas y se lo lleva a un colegio de niñas. Él llevaba la credencial y la felpa de su compañera de vuelo.

Las peripecias de este niño entre niñas, que se ríen porque nunca escucharon ninguna excusa mejor para abandonar ese internado para chicas rebeldes de buena familia, ocupan la mayor parte de las páginas.

Así las cosas, Luisa, que en un principio cambió de identidad para irse con su madre que vive en París, -sus padres están separados, ella vive en Madrid con su progenitor-, le toma cariño al pintor que anda un poco alejado de los pinceles y termina por reconocer la verdadera catadura de su progenitor.

Manu capitanea una fuga masiva de once chicas y recorren juntos medio país huyendo de la policía, como si fuesen chicos boy scout, hasta llegar a París, a la buhardilla del afamado pintor español, tío del joven.

Al final todo se aclara y hasta se descubre la verdadera imagen de ese centro famoso por educar a jovencitas díscolas, pero hasta que se llega al final, el lector se ríe imaginando esas situaciones hilarantes que Paloma Bordons recrea con suma habilidad.

En esta historia se mezclan la amistad, el sentido del humor, la crítica a las falsedades, la mentira, la familia, el amor…todo ello frente a valores muy nobles como la honradez, la generosidad y la verdad.

También se llevan su repaso de forma humorística, aunque con su carga de profundidad, el caso de las familias acomodadas económicamente que se preocupan poco por la educación de sus vástagos y creen que todo se soluciona con regalos caros y cuando llegan los problemas pretenden delegar esa responsabilidad en centros elitistas donde lo que prima son las apariencias.

Recomiendo este libro porque te atrapa desde sus inicios con esa extraña aventura de Manu, te hace pasar un buen rato con sus momentos agridulces y porque prima el sentido de humor junto al ingenio de la escritora.

Paloma Bordons también es la autora de las bellas ilustraciones en blanco y negro que acompañan al texto.

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