Como tú. 20 relatos + 20 ilustraciones por la igualdad. VV.AA. Coordinador: Fernando Marías. Editorial Anaya, Colección Narrativa juvenil, 2019. 140 x 210 mm, 176 pp., 13 €, (+ 14 años).

Por José R. Cortés Criado.

Este libro es un proyecto creado y dirigido por Fernando Marías dedicado al público en general y los jóvenes en particular. Es una colección de relatos e ilustraciones comprometidos con la igualdad entre hombres y mujeres.

La idea matriz está en la educación como base de todas las cosas buenas y malas, como dice el coordinador del proyecto; una buena educación genera ecos positivos, de la misma manera que una educación descuidada, inadecuada o mala acabará antes o después por resultar nefasta.

Por todo esto cree que al no existir en nuestra sociedad una igualdad entre hombre y mujeres hay que abordad en la educación los primeros pasos para conseguirla, de ahí la importancia de este volumen.

Ricardo Gómez abre el libro con un relato titulado, Leer el cielo. Se ocupa del gran esfuerzo de una mujer para poder convertirse en la primera Lectora del Cielo, y formar parte de las personas importantes de la tribu. La ilustración de Alba Marina Rivera refleja perfectamente el mensaje del escritor.

Raquel Lanseros escribe un poema muy íntimo, Origen, que nos hace reflexionar en lo iguales que somos todos, hombres y mujeres ante la vida y la muerte. Muy simpáticas las burbujas ilustrativas a modo de cómic de Raquel Lagartos.

Rosa Huertas publica Invisible dedicado a todas las mujeres que han llegado a ocupar un lugar donde son aceptadas como tales en recuerdo de las que fueron invisibles para entrar en escuelas, universidades o despachos ministeriales. Muy bien reflejado el tema en la ilustración de Fernando Vicente.

Ledicia Costas titula su texto Igual que tú, tiemblo. Un relato escrito como si de una conversación vía internet tuviese lugar entre amigas sobre los contenidos que se suben a la red y el uso que hacen algunos de ellos. Muy notable la ilustración de Nuria Díaz.

María Zaragoza sigue en el libro con Kenia, la historia de una chica que lleva el nombre del país de sus antepasados y que no es aceptada como las demás por su aspecto externo. Muy buena y atrevida la ilustración de Dídac Pla.

Mónica Rodríguez redacta En tu jaula de cristal una conversación entre un joven y su novia, que está sometida a la voluntad de él. Él manifiesta ser una víctima y ella acepta todo lo que él le pide por lo que llama amor. Raquel Aparicio refleja muy bien la jaula de cristal donde habita la protagonista.

Espido Freire escribe una pieza teatral, Iguales, sobre el encuentro de un chico y una chica en la cola de una cafetería después de mucho tiempo y no saben de qué hablar y terminan cada uno por su camino. Buen dibujo de los dos personajes de Sara Morante.

Gonzalo Moure manifiesta en Melhfa el valor simbólico de las cosas que hacen las mujeres del Sáhara, como llevar la melhfa los días de tormenta de arena o cuando les plazca, como relata la joven bibliotecaria educada en España. Muy bueno el retrato de la protagonista elaborado por Esperanza León.

Jorge Gómez Soto escribe Lo contrario, fiel reflejo de una conversación de un padre con su hija adolescente y lo que aquel hace creyéndose un feminista de pro. Simpatiquísima ilustración la de Mireia Pérez para este relato tan irónico.

Care Santos edita La respuesta, es una historia sobre la dominación de la mujer sobre el hombre y los problemas que estos tienen para acceder a cualquier actividad que la mujer tiene como propia. La historia al revés. Ana Oncina dibuja a una mujer triunfadora muy colorista.

Ana Alcolea publica García y García nos ofrece un acertijo que se va transformando hasta acabar así: “García tiene un hermano. El hermano de García da un do sobreagudo. Pero el chico que da el do sobreagudo no tiene ningún hermano”. Muy buenas las escalas musicales y los dos protagonistas dibujados por Alberto Gamón.

El relato de David Lozano es Naufragio. Un maravilloso relato con una bella historia de amor de una pareja mayor que viaja en la cubierta de primera clase del Titanic. La simpática ilustración de Pedro Rodríguez es un fiel reflejo de lo narrado.

Maite Carranza se aventura con La educación sentimental en unas escenas teatrales en la que varios adolescentes varones hablan de mujeres y de sexo mientras ven películas porno y creen que esa es la realidad del amor; frente a las escenas de las chicas que viven la situación de otra manera. El dibujo de Agustín Comotto refleja muy bien las dos realidades.

Santiago García Clairac cuenta en Metamorfosis el papel que sufre un joven guaperas que se despierta siendo una joven muy graciada que es contentamente molestada por gente como él cuando era hombre. Muy explícita la ilustración de Gabriel Hernández Walta.

El capítulo de Alfredo Gómez Cerdá es de una ironía fina y lleva por título Como una cornada que le sienta muy bien a esta historia de maltrato ejecutada por un señor que tiene en casa la Enciclopedia Taurina. La estampa de Santiago Sequeiros nos revela muy bien el sufrimiento de la mujer.

El jardín de la falsa verdad está escrito por Fernando Marías y cuenta cómo un periodista consigue el éxito al buscar sensacionalismo en el asesinato de un señor a manos de su novia, a la que llamó tarántula. Muy gráfica la ilustración de Carla Berrrocal.

Nando López muestra en La segunda vez como una chica se siente doblemente violada, la primera por sus compañeros de instituto y la segunda por el jefe de estudios, el agente y demás personas que la interrogaron. La soledad de la chica queda muy patente en el dibujo de Javier Olivares.

La libertad de Penélope está escrito por Antonio Lozano y nos muestra a una mujer muy diferente a la sumisa Penélope que tejía y destejía constantemente. Esta tiene ganas de vivir fuera de las cuatro paredes de su casa. Anu Jato nos muestra una mujer apesadumbrada, con su telar y el paisaje helénico de fondo, muy acertada.

Ana Campoy escribe El primer paso, historia muy graciosa de una mujer astronauta que viajó en la primera nave tripulada hasta Marte; debía ser la segunda en descender de la nave, pero se adelantó a su compañero y así resultó que una mujer fue la primera persona que puso un pie en Marte. Juan Manuel Aguilera ha creado la estampa de una mujer muy feliz en su traje de astronauta.

Se acabó, madre, se acabó es un poema de Antonio García Teijeiro que recoge el grito de una chica que desea romper esa cadena que ata a la mujer a un hombre y se convierte en su esclava. Muy lírica y simbólica la ilustración de Xosé Cobas.

Tras leer el volumen te queda un sabor agridulce; por un lado, alabas la calidad y originalidad de los relatos que muestran una realidad desde diferentes perspectivas; por otro, el saber que mucho de lo narrado es cierto y que aún queda mucho que hacer para conseguir que esas diferencias entre hombre y mujer desaparezcan.

Un acierto de libro que deseo lean muchísimos jóvenes de ambos sexos y que aprendan que vivir de una forma distinta las relaciones entre hombres y mujeres.

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