La lluvia eterna de Jordi Sierra i Fabra. Editorial Edebé, 2016. 205 x 130 mm., 372 pp.
10,50 € (+ 12 años).

Por José R. Cortés Criado.

«Mil guerreros tal vez ganen un batalla, pero si no hay un hombre sabio que administre la victoria, esta no sirve para nada». Jordi Sierra i Fabra: La lluvia eterna.

Jordi Sierra i Fabra vuelve a darnos una lección de vida en esta extensa novela ambientada en alguna zona de Sudáfrica hace muchos años, cuando los miedos y el desconocimiento alimentaban las mentes de brujos y timoratos que aterraban a sus pueblos y ofrecían sacrificios innecesarios de seres humanos a sus dioses.

Al inicio de la novela se muestra a los lectores un mapa del territorio por donde transcurre la trama, se marcan los diversos accidentes geográficos, sus diferentes zonas y los nombres de las tribus que la habitan.

Otra página nos muestra los nombres de los personajes, la tribu a las que pertenecen cada uno de ellos y nos aclara de quién se trata. Me recordó los textos teatrales, pensé que no era necesaria esta información, sin embargo me vino muy bien cuando leía el nombre de un personaje y no recordaba a qué tribu pertenecía o quién era.

La trama se inicia en diferentes escenarios. El primero hubo lugar hacía muchos años, cuando una mujer perdió a su hijo y se encontró a un bebé blanco abandonado en una orilla. Ella desconoce la existencia de hombres blancos, ellos son todos negros, pero su instinto maternal la hace salvarlo y, su espíritu de supervivencia la hace aparartarlo de los demás, teme que por ser diferente lo rechacen y lo maten. Se llama Tikai. Después juega un papel muy importante en la historia.

Otro escenario es el de la princesa Mamma, de la tribu de los Embayo, una intocable, fue secuestrada por el jefe de la tribu Onx para desposarla. Kao, un joven pobre, presencia el secuestro y consigue acabar con nueve de los diez soldados enemigos y salvar a la princesa, de la que está perdidamente enamorado.

Por otro lugar deambula Okuno, hijo del jefe de la tribu Zulma, joven que heredará el título si vuelve a casa con la mano de un mono, el cuerno de un antílope y un diente de un León. Todo ello conseguido sin armas. Es un joven enemigo de la violencia, amante de los animales que no entiende este ritual ni cómo se gobiernan los pueblos de la comarca y perdidamente enamorado de la joven Liba.

Pun’i-e es un explorador de la tribu Simba que descubre cuál es el problema del aumento de caudal del río que riega su tribu, el enorme volcán que domina el paisaje es un cono lleno de agua donde la lluvia es constante y ya casi es imposible contenerla en el interior del volcán, pronto arrasará todas las tribus cercanas.

Además está N’Kula, de la tribu Nao, última muchacha sacrificada a los dioses para evitar esa subida del nivel de los ríos, que termina junto a otras que corrieron igual suerte estaciones anteriores.

Y por si estos personajes fueran poco, también existe una tribu de los hombres que protegen el volcán, caníbales muy primitivos que ven enemigos en toda persona que se acerca a ellos, además de alimento para la tribu.

Otros dos personajes entrañables son Nekule, un mono que quedó huérfano cuando su madre fue atacada por una enorme serpiente. Adoptó como madre al joven Okuno; y Ximbo, el león que vivía en compañía del viejo ermitaño, que más tarde adoptó como protector a Okuno.

Cada grupo tiene su propia historia y poco a poco van acercándose unos a otros por diversos motivos, ya sea una caída accidental, un encuentro en medio de la selva o ser ayudada por las otras mujeres sacrificadas.

Cuando se conocen y Pun’i-e les explica qué sucede en el interior del volcán extinto, decide salvar la vida de todas las tribus que comparten el mismo espacio terrenal porque por encima de sus diferencias, sus creencias y sus desavenencias saben que está el bien común y la necesidad de vivir en paz y harmonía entre tribus y con el resto de los seres vivos de sus entorno.

Además de las aventuras que viven cada uno de ellos, de la astucia de uno, la inteligencia de otro, la determinación de aquel y la valentía de aquella, flota un deseo de convivir en paz, de tener una vida plácida, de amar y ser amado, y muchas reflexiones sobre el sentido de la vida y el devenir de los tiempos futuros.

Gracias al ímpetu de estos jóvenes de las ocho tribus que viven aisladas, a su heroísmo y a la pasión que cada uno pone en sus deseos y sus ideas, logran cambiar la vida de cada uno de ellos y del resto de los miembros de sus respectivas tribus.

Sin duda una de las buenas historias contadas por Jordi Sierra i Fabra que te atrapa desde su inicio y te lleva plácidamente hasta el final, que asías conocer aún a sabiendas que así se acaba la lectura.

El buen hacer del escritor hace que el lector avance en el texto mientras se involucra en la trama, bien presenciando los acontecimientos o reflexionando sobre los pensamientos que ellos manifiestan ante la vida y sus avatares.

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