12 preguntas TOP: Ana Campoy

 

Por Carmen Fernández Etreros.

 

Esta semana de julio lanzamos nuestras 12 preguntas TOP a la escritora madrileña Ana Campoy autora de la serie para niños Las aventuras de Alfred & Agatha. Una autora que desde pequeña sintió una enorme atracción por los libros para niños y para los no tan niños. Tras unos cuantos años de lectura compulsiva se licenció en Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid. Fue alumna de los guionistas Juan Antonio Porto y Miguel Rubio, colaborando con este último en diversos trabajos para cine y televisión. También estudió en la Escuela Escritores de Madrid bajo la tutela de Esperanza Fabregat, en la que cursó la especialidad de Literatura infantil y juvenil.

Durante un tiempo intercaló numerosos encargos para cine, televisión y prensa escrita, ya fuera como redactora, realizadora o guionista. Su experiencia en medios como RTVE, Cuatro o la Televisión del Congreso de los Diputados le permitió también abrirse paso como periodista.

Las aventuras de Alfred & Agatha ilustrada por Álex Alonso y editada por Edebé  lleva más de 40.000 ejemplares vendidos con sólo 5 títulos vendidos los derechos de traducción en Italia, Francia, Grecia y Turquía. La colección es un claro homenaje a las obras clásicas de misterio y nos invita a resolver los casos más apasionantes de la mano de Alfred y Agatha, nuestros pequeños detectives.

Alfred adora la ciencia y los inventos, pero es un niño reservado y sin amigos. Agatha, en cambio, es vivaracha, curiosa y huele el misterio a la legua. De hecho, ha fundado su propia agencia de detectives “Miller & Jones”, con la que disfruta de una buena reputación en el vecindario. Y con la ayuda de su amiga Morritos Jones, una perrita que nació con dos rabos, intenta resolver los enigmas más sorprendentes.

1. De niña querías ser…

Bombero, o maestra, o cajera de súper… Yo creo que cada semana cambiaba de opinión, aunque el oficio con el que más fijación me quedé fue el de periodista. La culpa la tuvo la peli de Superman, la primera que vi en el cine, y que me impactó muchísimo. Me encantaba imaginarme en una redacción con esas máquinas de escribir traqueteando. Siempre soñé con ser Lois Lane.

2. Escribir, ¿por qué?

Para expresar. Porque es un modo de vida. No podría vivir sin contar o escuchar historias. Del mismo modo que de pequeña soñaba con ese abanico de profesiones tan dispares, siempre he querido convertirme en cientos, ¡miles! de personajes. Empecé haciéndolo en teatro y en cine, que es parecido, pero de otra manera, y luego descubrí que con la escritura una puede recrear lo que le venga en gana, manejar el mundo a su antojo sin presupuestos de por medio.

3. Escribir, ¿para quién?

Para todo el que tenga interés por leerme. No distingo edades. Se supone que lo que hago gusta más a los niños y a los jóvenes, pero también hay adultos seguidores de mis libros. No hay edades físicas, solo emocionales.

4. Una manía para comenzar a escribir.

Tener ordenado el escritorio. Sé que mi madre se reirá mucho al leer esta última frase, pero es cierto. Soy desorganizada a mi manera. Tengo mi propio caos lógico y cuando empiezo una nueva novela me entra un inexplicable atracón de limpieza y coloco todo como en un catálogo de IKEA. Luego, a medida que la novela va a avanzando, todo vuelve a su ser, y vuelta a empezar.

5. ¿Cuál es “tu novela de cabecera”?

Tras tres minutos meditando creo que voy a ser incapaz de responder a esta pregunta. Son tantas… Depende de la hora del día, de los momentos vitales que se estén atravesando, de la época del año (siempre he creído que las novelas podrían catalogarse por estaciones). Sí podría hablar de autores que me han marcado, y ahí estarían Roald Dahl, Andersen, Christine Nöstlinger, Michael Ende, Judith Kerr… pero también Gabo, Cortázar, Flaubert, Ana María Matute, Baricco, Muñoz Molina, Rosa Montero, Miguel Hernández… Se pueden encontrar cosas maravillosas en casi cualquier libro.

6. ¿Qué libro no has leído ni piensas leer nunca?

Me parece muy extremo negarte a leer algo de entrada. De todo se puede aprender, hasta de lo que puede considerarse malo o poco interesante. Puede servirte como guía para no ir por ese camino.

7. ¿Lees las críticas o pasas olímpicamente?

Las leo, por supuesto. De lo negativo se aprende más que de lo positivo. Aunque creo que las mejores críticas son las que llegan de los lectores, sobre todo de los niños. Ellos siempre dicen la verdad y si algo no les gusta, lo expresan sin tapujos. Es fundamental saber escucharlos.

8. ¿De qué acontecimiento histórico no escribirías nunca?

Aquí me pasa igual que con el libro que nunca leería. Me encanta la historia, y creo que hasta de las malas épocas puede sacarse provecho. Es más, de lo malo siempre se pueden extraer mejores conflictos novelables. Creo que es más difícil escribir cuando todo va como la seda.

9. ¿Qué es lo más bonito que te ha dicho un lector?

Hay momentos mágicos. Más que de palabras, me acuerdo de instantes. Como cuando una profesora te dice que toda su clase se ha interesado por la lectura gracias a tus novelas, o cuando un niño con hiperactividad mejora en su enfermedad gracias a Alfred y Agatha y el padre te escribe emocionado, o cuando alguno llega con la colección entera a la caseta, los seis títulos, para que se la firmes. Son sus caras, sus gestos y su emoción lo que de veras me conmueve.

 10. Confiesas que tú también lees blogs…

 Procuro estar al día, pero a veces es imposible. Tengo tanto trabajo… Si empleo el tiempo en mirarme todos los blogs que me gustaría, no podría avanzar. Aunque sí sigo algunos de cabecera que me mantienen muy informada de la actualidad literaria.

 11. Redes sociales, ¿sí o no?

Sí rotundo, aunque me sucede lo mismo que con los blogs. Si no estoy más presente es por falta de tiempo. Confieso mi predilección por Twitter. Es más cómodo e instantáneo. En tres minutos puedes estar al día del tema que se te antoje. Creo que es un gran invento.

 12. Si no fueras escritor, ¿qué te hubiese gustado ser?

Diseñadora de envases y packaging. Suena enrevesado, pero no lo es tanto. Disfruto mucho con el diseño industrial. Me gusta analizar la funcionalidad de los productos y ver que son atractivos al mismo tiempo. En realidad, todo lo que tenga que ver con el diseño me resulta bastante cercano. Creo que el trabajo de los diseñadores debería valorarse mejor. Un buen diseño puede aportar mucho valor a cualquier iniciativa que se decida emprender.

Carmen F. Etreros

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