El chico de las manos azules de Eliacer Cansino. Bruño, 2014. Colección JUVENIL>PARALELO CERO. 224 pp., 9,10 €.
Por José R. Cortés Criado.
Eliacer Cansino vuelve a escribir una historia totalmente verosímil y llena de interés; la novela está bien estructurada y consigue que el lector se deje llevar por la trama y viva la intriga que cada capítulo va desgranando.
Como buen libro, cada uno de sus lectores extraerá las conclusiones que considere oportunas, pero sin duda todos reflexionarán sobre temas tan cotidianos como la convivencia, la familia, el respeto, la amistad, la supervivencia… y sobre todo lo que una persona puede perder si se derrumba la sociedad en la que vive.
El chico, Franz, se pintaba las manos de azul cuando jugaba a ser un astronauta, pero hubo quien lo confundió con un ángel, y gracias a ese encuentro su vida tomó un nuevo rumbo que lo condujo a Madrid desde Mostar; es una de las millones de personas desplazadas por una guerra en este mundo.
Nadie lo conoce, no se sabe nada de su pasado pero adopta el apellido de un señor que se hace pasar por su padre; ambos huyen, los dos tuvieron una vida mejor y aspiran a recuperar sus estatus anterior a la guerra, pero nada es fácil y menos si se vive indocumentado y entre marginados de la sociedad.
Su falso padre anhela volver a ser el músico que fue en su país y ser respetado como persona, tarea difícil cuando entra en el submundo de mafias y carencias humanas; el joven añora su periodo escolar y la casa paterna, pero se encuentra en territorio hostil donde toda actividad debe ser autorizada por los que controlan las actividades de los residentes ilegales.
Franz es el personaje principal, es el de apariencia débil, pero como en muchas otras novelas, termina sacando fuerza de flaqueza y es el que marca el camino a seguir para superar las dificultades y recupera la dignidad.
Es una buena obra que se centra en la desaparecida Yugoslavia pero que podría representar a cualquier persona que se vea obligada a abandonar su país por una guerra civil.
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