Estamos a mediados de los años treinta, y enseguida —en medio de un misterio que quizá nadie consiga resolver nunca— el vértigo innombrable de la Gran Purga va a arrastrar hasta el centro de su vacío a Kolia, el hijo. Comenzará entonces una «segunda» y ejemplar, en el sentido cervantino del término, novela: un verdadero aprendizaje sobre la vida y sus sinrazones, una parábola a la vez ingrata e insuperable; es decir, una pieza literaria de primer orden. O, como suele decirse, un texto que nos muestra la otra cara de la verdad, ésa que muchas veces inventamos nosotros mismos para no perder toda esperanza.
Sofia Petrovna fue redactada en secreto en un cuaderno escolar durante el invierno de 1939-1940. Como señaló la propia autora, «mi obra se escribió con la huella de los acontecimientos aún fresca en mi mente». Lidia Chukóvskaia combatió el miedo con palabras, el silencio con el testimonio, la colectivización con la historia individual, la indiferencia ante el dolor de los demás con la empatía para con el sufrimiento ajeno, el heroísmo tradicionalmente de corte masculino con el espacio íntimo femenino. Poniendo en riesgo su vida, llenó de realidad la ficción para hacer que el futuro lector de este libro único y necesario supiera del pasado, de modo que la memoria de lo acontecido se mantuviera siempre viva.
Lidia Chukóvskaia (San Petersburgo, 1907 – Moscú, 1996), hija del famoso escritor para niños, traductor y crítico Kornéi Chukovski, cultivó también distintos géneros —poesía, memorias, crítica literaria, narrativa—. Gracias a su padre, tuvo acceso al mundo de la intelligentsia rusa durante un periodo especialmente tumultuoso. Muy pronto se enamoró de Matvéi Bronstein —físico teórico pionero en el desarrollo de las teorías cuántica y de gravitación y autor de libros infantiles de divulgación científica—, que fue arrestado en 1937 y ejecutado en 1938. A Lidia Chukóvskaia se le comunicó que había sido condenado a un campo de trabajo durante diez años, sin derecho a correspondencia. A partir de entonces, su vida se pareció cada vez más a la de la protagonista de su Sofia Petrovna. Una ciudadana ejemplar, novela escrita durante ese periodo y que no pudo publicarse en su país hasta cincuenta años después.
Sofia Petrovna Una ciudadana ejemplar de Lidia Chukóvskaia. Traducción de Marta Rebón. Errata Naturae, Colección El Pasaje de los Panoramas, 2014. 192 pp., 17,50 €.
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