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Entrevista a Mercedes de Vega, autora de ‘Cuando estábamos vivos’

 

“Creé para Lucía Oriol una personalidad contra todos los clichés de feminidad de su época. Y así me imaginé a esa mujer, libre e independiente, pero también atada a la tradición, y la ideé una nueva vida”.

 

Por Carmen Fernández Etreros.

 

Esta calurosa mañana del mes de julio hablamos con una de las escritoras revelación de este año 2015, Mercedes de Vega, que ha sorprendido a los lectores con Cuando estábamos vivos. Socióloga y escritora, Mercedes ya había hecho sus pinitos con la novela El profesor de inglés (Huerga y Fierro Editores), el libro de relatos Cuentos del sismógrafo y diversos artículos, publicaciones y relatos en antologías colectivas. También ha sido galardonada por dos años consecutivos (2013 y 2014) en los Premios del Tren «Antonio Machado».

Hablamos con ella de la trastienda de su novela, de dónde nacen unos personajes tan potentes como Lucía Oriol y Francisco Anglada y de cómo surge una historia que engancha a los lectores desde la primera de sus páginas.

P. ¿De dónde surge la idea para escribir Cuando estábamos vivos?

R. Surge de un trabajo de investigación genealógica a la muerte de mi padre. De mis antepasados por línea paterna. La orfandad siempre agita fantasmas, y la sombra de los míos era bastante alargada. Así que los di vida en la novela. Cuando ves la cara de tu fantasma deja de darte miedo, aunque lo que veas sea tu propia cara. Mi padre era un hombre demasiado reservado, nunca nos hablaba de su infancia. Solo contaba que había salido en un orfanato en la calle de López de Hoyos, regentado por unas monjas, obra de caridad de una aristócrata madrileña. Eso era todo su pasado. Ya está. Parecía haber nacido cuando se casó con mi madre. Pero desgraciadamente murió sin avisar, de un infarto, cuando yo estaba embarazada de mi segunda hija. Entonces el abismo se abría ante mí y me propuse investigar por mi cuenta y a tirar de registros, de exiguos datos y lugares remotos citados por él alguna vez. Y en ese proceso nació Cuando estábamos vivos.

P. ¿Por qué elegiste una ciudad tan compleja como Madrid durante los años antes de la segunda República para enmarcar el amor entre Lucía Oriol y Francisco Anglada?

R. Esta historia está inspirada en hechos reales, basada en personas que existieron de verdad, y la II República fue su momento temporal y Madrid el espacio donde desarrollaron parte de sus vidas. Ralamente me he atenido a su historia en muchos aspectos y he respetado su época. Es lo mínimo que podía ofrecerles. Yo soy una Anglada. Madrid es mi ciudad y la ciudad en que vivió y murió Jimena, que es el alter ego de mi abuela y a quién cito en una de las dedicatorias de la novela. Ralamente los últimos pasajes y capítulos fueron reales y auténticos y he deseado respetarlos en su espacio y en su tiempo.

“Yo soy una Anglada. Madrid es mi ciudad y la ciudad en que vivió y murió Jimena, que es el alter ego de mi abuela y a quién cito en una de las dedicatorias de la novela”.

P. ¿De dónde nace un personaje como Lucía Oriol, una mujer independiente adelantada a su tiempo, a la que no le importa lo que opinen los demás?

R. Hubo una mujer en Madrid, una filántropa que fundó el orfanato de López de Hoyos que relato en la obra. Ese orfanato realmente existió. En él estuvo mi padre toda su infancia y temprana juventud. Ese orfanato recogía a niños huérfanos de la guerra civil, y mi padre fue uno de ellos. Cuando comencé a escribir la novela deseé rescatar del anonimato a esa mujer que posibilitó su futuro, y la hice narradora y protagonista de Cuando estábamos vivos. Me serví de ella para contar mi historia y creé para Lucía Oriol una personalidad contra todos los clichés de feminidad de su época. Y así me imaginé a esa mujer, libre e independiente, pero también atada a la tradición, y la ideé una nueva vida.

P. Y el de Francisco Anglada, ese viudo con un pasado tan complicado?

R. Francisco Anglada es todavía un personaje más complejo que el de Lucía Oriol, y desde luego, ambiguo. En él he querido representar todo aquello que nos atormenta y no podemos superar por mucho que lo intentemos. Los Anglada son la pared contra la que chocamos continuamente. Los hermanos Anglada están encarcelados por la genealogía y la herencia que no pueden soportar. A través de ellos he querido hablar de la cara oculta del éxito, que es el mismísimo fracaso.

“…Me he tenido que servir de fuentes documentales, de bibliografías, y sobre todo, de testimonios de primera mano. De personas que han vivido exactamente lo que cuento. He sido voz y taquígrafo de sus aventuras y desventuras, porque el valor del testimonio es incalculable para un narrador. De lo que se trata en narrativa es de hablar de personas, y ese es mi oficio”.

P. En la novela los acontecimientos políticos como las revueltas en las calles de Madrid o universitarias tienen una gran presencia, ¿cómo te documentaste para hablar de este período histórico?

R. Toda novela histórica requiere de un minucioso trabajo documental. Y aunque Cuando estábamos vivos no es una novela de género histórico, sí está muy enmarcada en los años treinta. Esta época arrastra a todos sus protagonistas; van a vivir los acontecimientos como hijos de su época, de la que no pueden deshacerse por mucho que lo intenten. A la II República y al comienzo de la Guerra Civil los doy el tratamiento de personajes. Para ello me he tenido que servir de fuentes documentales, de bibliografías, y sobre todo, de testimonios de primera mano. De personas que han vivido exactamente lo que cuento. He sido voz y taquígrafo de sus aventuras y desventuras, porque el valor del testimonio es incalculable para un narrador. De lo que se trata en narrativa es de hablar de personas, y ese es mi oficio.

P. ¿Cuáles son tus planes de futuro como escritora? ¿Vas a escribir una segunda parte de Cuando estábamos vivos?

R. Cuando estábamos vivos pertenece a un argumento mayor que alcanza a la actualidad. De momento, solo tengo escrita esta parte, el resto está esbozado en folios para ser rescatados cuando les llegue su hora, y no sé cuándo será. De momento ya estoy trabajando en una nueva novela que tenía argumentada hace tiempo. Es un trabajo muy distinto, desarrollado en la actualidad, tras los atentados de las Torres Gemelas, y con la misma pulsión que me lleva a sentarme cada día en mi mesa y ponerme a inventar otras vidas. Quizá este nuevo trabajo está algo más conectado con El profesor de inglés, mi primera novela, que transgrede el género negro. Y en fin… espero verlo en las librerías cuando le llegue el momento.

 

Redacción

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