Por José R. Cortés Criado.
Sierra i Fabra se adentra en nuestra historia reciente para tratar un tema de candente actualidad, la Memoria Histórica, y lo hace desde una perspectiva muy personal.
Crea un personaje que milagrosamente salvó su vida tras ser tiroteado en pleno monte por un grupo de sublevados contra la República. En aquella fosa quedaron sepultados su padre, su hermano mayor y siete personas más.
Este hombre desapareció en 1936, apareció en su pueblo en 1977, cuando se celebran las primeras elecciones democráticas tras la dictadura franquista.
En el pueblo temen una venganza, aún viven dos personas del pelotón de fusilamiento y el aparecido tiene varias preguntas en mente que nadie conoce.
Solo su hermana sabía de su existencia desde hacía veinte años, pero, por temor, nunca dijo nada a nadie.
Ese temor hace que los hermanos mantuviesen el contacto con mucha precaución y miedo; incluso muerto el dictador, ella teme por sus vidas; su hermano tiene una determinación mayor para volver a su casa.
Al final recibe las respuestas tras cuarenta y un años y cierra el círculo que estaba abierto desde 1936, no hay venganza, no hay odio, hay deseos de vivir en paz y saber la verdad.
La vida vuelve a cambiar para bien de este español que rehízo su vida en Colombia.
Se trata de una novela llena de vida que te atrapa desde su inicio, donde lo que prima es la bondad de un señor que supo superar el odio y el rencor de toda una existencia tras encontrar su amor.
Su lectura ayuda a reflexionar sobre nuestro pasado y el carácter de las personas; los personajes están muy estudiados y su carga sicológica llega al lector, que poco a poco va descubriendo lo sucedido al mismo ritmo que el protagonista va conociendo la verdad.
El escritor nos recuerda los momentos vividos en aquella España no tan lejana en la que gobernaba Adolfo Suarez, se legalizó el PCE, empezaron a aparecer “topos” humanos, seguían ocupando muchos cargos figuras adictas al régimen franquista, salieron de las cárceles presos políticos amnistiados, ETA campaba a sus anchas, y la sociedad reclamaba calma y acuerdos para iniciar una nueva etapa política.
Y como dijo en una entrevista: “Mientras en España no se desentierren de las cunetas, de las montañas o de las tapias de los cementerios los cuerpos de aquellos que fueron asesinados entre 1936 y 1939 no se habrá acabado la Guerra Civil”.
El autor demuestra una vez más su prolífica capacidad de creación, mostrando un nuevo registro discursivo dirigido al público adulto.
El título de esta novela está sacado de un verso de Federico García Lorca.
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Me está gustando mucho, además fácil lectura y amena.
Lo peor que es una realidad de la historia