Aprendiz de caballero: Círculos, rayas y zigzags de Vivian French y David Melling. Edelvives, 2017. Traducción de Alejandro Tobar Salazar. Tapa dura, 129 mm. x 198 mm., 120 pp.,
Por José R. Cortés Criado.
Lectores, nos encontramos con la cuarta entrega de este jovencito aprendiz de caballero, Sam, que ha de resolver un nuevo enigma. Junto a él su prima, Prunella, siempre deseosa de convertirse en su escudera; Dora, la yegua blanca de Sam; Weebles, el poni de la jovencita; Dandy, el pájaro garabato que se comunica perfectamente con su amigo; y la prima Dolly, el monstruo comilón Dennis y demás parentela.
Aunque Prune no está por cumplir las órdenes de su madre y decide que ambos deben leer la cuarta misión que ha de cumplir Sam para, algún día, ser un caballero con todas las de la ley.
Antes de partir tropiezan con el tío Archibald, le cogen su casco y se marchan camino del castillo de Puddlewink, propiedad de sus primos lejanos y ancianísimos.
Después de la lectura de la misión en su pergamino mágico, del viaje sobre sus monturas, de la entrada al castillo por la puerta con dos sapos enormes que guiñan un ojo, de comer repostería de muchísimos años, de estar a punto de ser devorados por un monstruo muy comilón, de escuchar el concierto de los viejísimos parientes y de varios asuntos más, consiguen descifrar el enigma de esta hazaña para encontrar su escudo, que debe tener algo con un comienzo sin final, con el número ciento once y la letra que ha de ser la última.
Libro muy interesante que muestra la habilidad y el ingenio de los dos protagonistas para conseguir alcanzar su objetivo y sobreponerse a cualquier imprevisto.
Su lectura es ágil y amena, te atrapa y no deseas dejar de leer hasta saber cuál es el desenlace.
La tipografía del texto varía según escriba Sam en su diario, alguien eleve la voz, emita sus sonidos el pájaro garabato, sea la letra de una canción o suenen los instrumentos musicales.
Además casi todas las páginas tienen alguna ilustración, ya sean los personajes, un pájaro, un monstruo, la entrada del castillo, un ratón, unos escudos o unos tachones sobre el papel.
Las ilustraciones son en blanco y negro, tiene mucha vida y forman parte del texto armoniosamente.
Buen libro, ameno, interesante, con humor y valentía que hace partícipe a los lectores de los avances de los personajes en su proceso deductivo ante el enigma que deben resolver.
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