Sofía Alegría: experta en unicornios de Morag Hood. Ilustraciones de Ella Okstad. Editorial Anaya, Colección Álbum ilustrado, 2018. 260 x 260, 32 pág., 12 €, (+ 3 años).
Por José R. Cortés Criado.
Original historia llena de magia y sabiduría. Sofía es una niña que vive con su hermano pequeño, un gato, un perro y muchos muñecos, pero ella se considera experta en unicornios, y no es para menos, ya que vive con diecisiete de esos seres mágicos.
Y claro, atenderlos, darles de comer, enseñarles a cazar, a conocer otros unicornios, a cuidarse del peligro de los globos, enseñarles la magia de los unicornios, esto último es lo más importante, junto a la defensa de ellos cuando son amenazados por sus muchos enemigos es una tarea ardua.
En fin, que es muy duro este trabajo y la pobre Sofía no da a bastos con tanto trajín; aunque la verdad que se siente feliz porque mucha gente no sabe cómo es un unicornio de verdad y ella se encarga de explicarlo; por eso la necesitan.
Además de vez en cuando algún unicornio pierde su cuerno y Sofía se las ha de ingeniar para que les vuelva a crecer en su frente.
Si ingeniosa y divertida es la historia, más lo son los dibujos que nos presentan a tan singular personaje y a sus diecisiete unicornios, cada uno con sus particularidades; unos con vida propia y otros inanimados, pero Sofía los ve a todos como seres vivos, simpáticos, con ganas de aprender, y sobre todo, con ganas de hacerle caso en sus clases y tareas.
Los dibujos tiene un estilo naif muy cercano a los dibujos que realizan niños pequeños. Las siluetas están marcadas y los colores algunas veces están dentro de ellas y otras se salen por algunas partes, pero no siempre cubren todo su espacio.
También el color formar parte de la trama y se combina de tal forma que embellece cada página. Ya sea por el arco iris de la pared, el edredón, los globos del sofá o los muebles de la cocina.
Aconsejo a los lectores que cuando observen las láminas presten mucha atención a todos los elementos que la componen, pues no siempre la protagonista es el centro de atención y los múltiples detalles presentes enriquecen cada hoja.
Además hay que añadir la facilidad que tiene la ilustradora para generar el movimiento de los protagonistas y de algunos objetos como en el momento en que Sofía danza con su tutú mientras agita su varita mágica.
Fuerza, gracejo, ritmo, armonía, viveza, alegría y sonrisa permanente es lo que me ha quedado leyendo este álbum ilustrado. Espero que a los pequeños lectores les fascine tanto como a mí.
¡Qué pena que se haga tan corta su lectura!
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