La escritora Laura Castañón presenta Todos los naufragios, la gran saga familiar de Asturias. En Todos los naufragios se cuenta la historia de la familia Santaclara desde principios del siglo XX, y también la de los Forquetos, pero es sobre todo la historia de una amistad, transgresora y de límites confusos, la de Gregorio Santaclara y Onel, cuyas existencias, a pesar de las diferencias en su origen, y del modo en que han sido marcados ambos, en un caso por el peso de la familia y en el otro por la herida de una ausencia, mantendrán siempre un vínculo muchas veces inexplicable, de encuentros y desencuentros, de situaciones que pondrán a prueba la lealtad aprendida desde niños.
Los escenarios, paisaje y paisanaje, forman parte de la historia mucho más allá del marco donde esta sucede. Tanto el Gijón de la primera mitad del siglo XX como Nozaleda, una aldea imaginaria situada en las afueras de la ciudad juegan un papel determinante en las vidas de los protagonistas: el marco histórico, los conflictos sociales y el movimiento anarquista, los personajes reales que se cruzan brevemente con los personajes de la ficción (Rosario Acuña, o Buenaventura Durruti), la leyenda que marca la existencia de Nozaleda, el complicado entramado de las relaciones de los habitantes de la aldea, la alteración que supone la llegada de la maestra Flora Mateo y las consecuencias que traerá consigo, la toma de conciencia, el peso de la iglesia y las costumbres, los amores contrariados, los convencionalismos, las lealtades y las traiciones, los secretos, la Revolución del 34, la Guerra Civil y sus consecuencias…
«Contar la historia de Valeria Santaclara, en La noche que no paró de llover, tuvo la consecuencia ineludible de que las cerezas que aparecían enredadas en la biografía de aquella mujer reclamaran su espacio, sus propias palabras para contarse, porque la realidad (y la ficción no deja de ser una realidad con aristas flexibles) siempre tiene otra versión, otras caras ocultas en el poliedro, y aunque las historias se cuenten, nunca conocemos la totalidad, y la perspectiva de uno nunca alcanza al conjunto, que a su vez no deja de ser un mosaico de visiones, de matices, de mentiras y de mistificaciones. Había mucho más de lo que Valeria podía recordar, de lo que había sabido alguna vez, de lo que había sido capaz de entender», Laura Castañón.
Todos los naufragios es la historia de una amistad fronteriza, de amores prohibidos, de deseos silenciados. Nos acerca a las vidas de unos personajes condenados a naufragar, marcados por la herida invisible de la ausencia, prisioneros de sí mismos, de sus renuncias y de sus contradicciones, incapaces de escapar al retorno de las sombras de un pasado, que siempre termina por imponer su voluntad de desastre.
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