Non stop de Tomi Ungerer (Texto e ilustración). Editorial Kalandraka, 2019. 300 x 210 mm,, 56 pp., 18 €, (6 años).

Por José R. Cortés Criado.

 

“El puente conducía a un laberinto, pero la sombra sabía el camino. Y los guió hasta la salida. ¡Justa a tiempo!”

Tomi Ungerer: Non stop.

 

Vaco es un chico que vaga por una ciudad deshabitada, arruinada, desolada…, todos sus habitantes se han marchado a la Luna. La vida en la Tierra es imposible con tantas guerras, contaminación y destrucción, así que el jovencito anda solo, perdido y sin rumbo.

Las casas estaban vacías y las ciudades, las flores se habían marchitado, los pájaros se habían ido, las ratas también…el futuro que le aguarda a este joven es desolador.

En ese mundo decrépito donde las especies se extinguieron, Vasco vaga solo siguiendo a su propia sombra, y en un momento dado, la sombra le indica por qué calle debe girar, salvándolo de un accidente que le hubiese costado la existencia. Siguió deambulando y ante cada encrucijada la sombra lo orienta justo en el momento en que algo puede hacerle perder su vida.

En su recorrido recibe una carta que sin saber cómo hace llegar a su destinataria, que le deja a cargo de su bebé y la sombra siguió orientando a ambos en aquel caos de destrucción y desolación hasta que llegaron a su destino.

Las escenas dibujadas y los breves textos que los acompañan son muy surrealistas, a caballo entre el sueño y el delirio, pero todas de una gran realismo cargado de crítica a esta sociedad que camina hacia su destrucción.

Esas ciudades que se derriten, esos trenes que viajan por la oscuridad, esos desiertos, ese tsunami y esos automóviles abandonados muestran un paisaje aterrador por la dureza de lo que representan.

Las ilustraciones son sencillas, con colores planos y rotundos, más cerca del grafismo, donde predominan los colores fríos y el negro, como símbolo de la destrucción, hasta la última ilustración que refleja algo de esperanza por lo que representa y el poco color vivo que la adorna.

Reflexiva metáfora del futuro que nos aguarda, dedicada a sus nietos y a su hermano, que en cierto modo fue la sombra que a él orientó tras el fallecimiento de su padre; que acaba con hilo de esperanza, porque como dice el título, no hay vuelta atrás, no hay que descansar en la construcción de un mundo mejor.

Impresionante obra por su sencillez y rotundidad en su contenido.

 

Redacción

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