‘El plátano aventurero’ de Joel Franz Rosell

El plátano aventurero de Joel Franz Rosell. Ilustraciones de Ignasi Blanch. Editorial Edebé, Colección Tucán azul, 2020. 130 x 195 mm,, 40 pp., 8,95 €, (+ 6 años).

Por José R. Cortés Criado.

“Y como el nuevo presidente empiece a ponerse mandón y a coleccionar medallas, estoy seguro de que, de repente un día, el plátano se escapa de su frasco de cristal blindado ¡y vuelve a las andadas.”

Joel Franz Rosell: El plátano aventurero.

El cubano Joel Franz Rosell nos trae una curiosa historia con anhelos de libertad por encima de aventuras; para ello elige un protagonista muy curioso, ya que no tiene movilidad ni vida propia, depende de los demás.

Se trata un plátano, pero no uno cualquiera, si no uno con muchas ganas de conocer mundo y hacer cosas que sus hermanos no hacen. Ya desde pequeño mostraba maneras y, gracias a la imaginación de su padre, todas las mañanas montaba en la mula pinta, se colocaba su sombrero de paja amarilla y corría mil aventuras hasta llegar al quiosco y regresar a casa con el periódico.

Esa era su mayor diversión. Imaginarse el trayecto diario sin despegarse de los otros plátanos que formaban el racimo. Lo que no podía sospechar es que el destino le depararía una verdadera aventura que perduraría a lo largo de los años.

Todo comenzó cuando Juan Haragán, un vago, pícaro e inútil, robó a nuestro héroe, el plátano, y salió corriendo ante los gritos de su dueña; cuando pudo, se sentó para comérselo y lanzó la piel al suelo, en esas. apareció en escena el General que compartía su poder en el país con dos ministros: el primero, su bota derecha; el segundo, su bota izquierda, con tan mala fortuna que cayó y el país recobró la libertad y el plátano, que aún no había sido comido, fue declarado Plátano Patriótico.

Un metáfora de la libertad, pues este plátano queda como elemento que salvaguardará la libertad en su país desde ese momento. Un canto de esperanza para que cualquier sociedad deje de estar gobernados por sátrapas.

El ingenioso texto de Joel Franz Rosell se complementa con las ilustraciones de Ignasi Blanch, que nos muestra a nuestro héroe en su medio ambiente y en su urna donde permanece como garante de la libertad y es visitado por escolares de todas las edades para que todos sepan quién fue el salvador de la patria.

Graciosa historia cargada de simbolismo que seguro gustará a los pequeños lectores que suelen divertirse imaginando aventuras de seres poco dados a ellas y con las caídas ajenas, sobre todo, si es un personaje poco querido.

 

 

 

Redacción

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