Por Elena Fernández Rodríguez.
Si bien la ópera prima de Olivia Wilde se estrenó en 2019, Netflix no la incluyó en su catálogo hasta el 26 de febrero. Aunque el debut de la actriz neoyorquina como directora recibió reseñas de todo tipo por parte de la crítica, se ha convertido en una de las comedias más aclamadas por el público joven. Lo que podría ser una película más de adolescentes alocados sin más se convierte en una historia fresca y diferente basada en la bonita amistad de las protagonistas. El guion fue a cuatro manos entre Emily Halpern, Sarah Haskins, Katie Silberman y Susanna Fogel.
Súper empollonas nos presenta a Amy y Molly, dos jóvenes que acaban de terminar la secundaria en el instituto y están preparadas para empezar sus estudios superiores en las mejores universidades de Estados Unidos. Decidieron dejar las fiestas y cualquier otro evento que pudiera distraerlas de su objetivo final, ya que para ellas conseguir los mejores resultados académicos era lo único verdaderamente importante. Sin embargo, el último día de instituto ha sido un golpe de realidad para ambas porque todos sus compañeros, a los cuales siempre han considerado unos irresponsables por no ser tan estudiosos como ellas, también han conseguido una plaza en algunas de las universidades más prestigiosas del país. Decididas a experimentar todo lo que se han perdido durante los últimos años, las protagonistas se preparan para vivir todas las fiestas y experiencias posibles condensadas en una sola noche.
Es cierto que la premisa de aprovechar todo el tiempo perdido puede parecer un tópico completamente manido y gastado en otros filmes, lo llamativo de la comedia de Wilde es que los personajes principales son totalmente distintos a todo lo que podría esperarse de un argumento con esas características. No son populares, no consiguen encajar y mantienen su personalidad y su forma de ser en todo momento a pesar de experimentar sensaciones muy alejadas de aquellas a las que están acostumbradas. Un punto a favor de Súper Empollonas es que la directora y las guionistas supieron manejar tanto los acontecimientos de la trama como la construcción de los personajes para convertirla en una comedia original con su propia identidad.
La trama mantiene un ritmo ágil que permite entrever los altibajos de la relación de Amy y Molly, los defectos y los miedos de cada una y cómo experimentan de forma completamente diferente cada uno de los escenarios que se les presentan. Eso, unido al gran trabajo del reparto, da lugar a una película totalmente recomendable. Si no la conocías o todavía no la has visto, ya puedes disfrutar de ella en Netflix.
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