Crítica de ‘El Método Williams’: Tenis y un Will Smith en estado de gracia en la historia de Venus y Serena


El Método Williams

Will Smith lleva un par de meses arrasando en todos los certámenes y galas de premios que se están celebrando en el mundo gracias a su interpretación en El Método Williams. La película se había estrenado en Estados Unidos, pero a España acaba de llegar a los cines, y había muchas ganas de ver qué es lo que había hecho el actor. Una vez vista, desde Top Cultural podemos confirmaros que todos los halagos están justificados, porque quizá sea el mejor papel de Smith hasta la fecha. Y en una carrera tan prolífica y reconocida como la suya, eso es mucho decir. Pero es que, además, la película es fantástica.

El Método Williams es la historia de Richard Williams, el padre de las tenistas Venus y Serena. Este biopic autorizado por la familia retrata cómo King Richard diseñó un minucioso plan con el que convertir a dos de sus cinco hijas en estrellas mundiales del tenis. Entrenamientos diarios pese a no tener demasiados recursos y tener que someterse a las condiciones más duras posibles, búsqueda de entrenadores profesionales que las entrenaran gratuitamente, decisiones duras sobre cómo y cuándo debían dar el siguiente paso en su carrera… En definitiva, una vida de obsesión por el tenis. El resultado lo conocemos: dos de las mejores jugadoras que han pisado una pista en la historia de este bello deporte.

Pero lo importante de El Método Williams es el camino hasta llegar ahí. La película, por lo general, mantiene un punto de vista bastante benévolo con su protagonista. Deja claro que es un genio, que si se siguen las directrices de su plan, todo irá bien. Pero en los momentos en los que tiene que cuestionar sus decisiones y retratar sus ideas extremas y moralmente debatibles, también lo hace. Obviamente no es demasiado crítica, pero se agradece que la película no se convierta en mera propaganda de un hombre que, como todos, tuvo sus aciertos y sus errores. Si Richard le discute a un entrenador profesional su forma de entrenar, queda en evidencia. Y si deja de lado a Serena en favor de Venus, también se muestra sin tapujos.

Estos errores, maquillados en el agradable aura que baña a toda la película, son lo que le dan el punch definitivo a El Método Williams para brillar como película. Momentos de drama que rompen con la interesante pero monótona historia que se narra. El equilibrio que se logra es magnífico, haciendo que las casi dos horas y media que dura el filme se vean con el mayor de los gustos y que incluso deje con ganas de más. No se hace pesada en ningún momento, todo lo que se ve tiene un motivo y se ve con la ligereza y gracia necesarias. En un biopic, esto es fundamental porque es muy fácil excederse en el drama ridículo o caer en el aburrimiento. Además, para aquellos que sepan de tenis hay muchos pequeños regalos diseminados por toda la cinta.

Junto a Will Smith, completamente entregado a su papel hasta el punto de ser uno de los grandes favoritos al Oscar, la película tiene un reparto general muy bueno. Saniyya Sidney y Demi Singleton, las niñas que dan vida a Venus y Serena Williams, están fabulosas. En sus ojos y emociones puede verse el acierto con el que imprimen el amor por el tenis que debían de tener las jugadoras cuando eran pequeñas. Son el alma de la película, la razón real por la que nos interesa El Método Williams. Y creer que de verdad están persiguiendo su sueño es lo mejor que se puede decir de sus interpretaciones. También está imperial, como casi siempre, Jon Bernthal en el papel del entrenador Rick Macci. Y no se queda atrás Tony Goldwyn como el también entrenador Paul Cohen.

Resumiendo, El Método Williams es, básicamente, tenis. Un Will Smith en estado de gracia que va directo a por el Oscar. Secundarios de lujo que completan el mejunje. Más tenis. Lecciones de vida y pasión a través de la historia de Venus y Serena. Conocer desde dentro el cómo cambiaron las reglas gracias a una educación estricta pero esperanzadora que las llevó a ser las más grandes. Y aún más tenis. Para los fans de este deporte, la película será un sí rotundo que querrán ver una y otra vez. Para empezar, tenéis una cita indispensable con ella en cines.

Gonzalo Franco Ibáñez

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