Filmin estrena, el próximo viernes 8 de septiembre, Dialogando con la vida, la nueva película del francés Christophe Honoré (Vivir deprisa, amar despacio). El film tuvo su estreno mundial en el Festival de Toronto y fue seleccionada en el Festival de San Sebastián, donde el joven protagonista Paul Kircher obtuvo el Premio a Mejor Interpretación.
Honoré, en cuya prolífica filmografía ha representado los sentimientos y las relaciones humanas desde todos los ángulos, se sumerge ahora en su película más personal, ya que se trata de un homenaje a la prematura muerte de su propio padre, fallecido cuando el director era aún adolescente. «Nunca pensé que un día haría una película sobre cómo viví los meses que siguieron a la muerte de mi padre», explica Honoré. «Creo que la gente hace películas porque, en el fondo, echa de menos alguien, o porque siente, de alguna manera, un vacío que intenta rellenar con una película. Quizás yo echaba de menos a mi padre con más intensidad entonces».
Asimismo, el director refleja en el joven protagonista, Lucas (Paul Kircher), una suerte de alter ego atravesado por el duelo y el abismo de la pérdida. «Quise ser fiel a las emociones que había sentido, utilizando la escritura y la dirección para reencontrar su naturaleza caótica, abrumadora e imprevisible. Cuando la tragedia golpea y trastorna tu vida cotidiana, no hay narración, no hay historia que desarrollar; sólo sentimientos confusos y la impresión de que ya nada tiene sentido». Y es que el relato, contado en primera persona y de forma fragmentada, captura la contradicción, la desazón y la fuerza de un protagonista completamente desbordado por su realidad y que puede ser únicamente sustentado por dos ejes clave de su vida: su madre, interpretada magistralmente por Juliette Binoche, y su hermano, encarnado por el habitual de Honoré, Vincent Lacoste. La película da espacio también al despertar gay del adolescente que, ávido de afecto, persigue y acumula nuevas experiencias.
En otro gesto más de autobiografía y homenaje, Honoré interpreta a su propio padre: «Me imaginé a mí mismo como un reflejo de mi padre, pensé que él seguía presente de alguna manera en mi voz, en mis ojos o en mi forma de moverme. Acepté ser el fantasma de mi padre. Este tipo de metafísica es típica de Bretaña, mi región natal, y puede parecer ridícula para algunos, pero creo que somos los fantasmas de nuestros muertos, que los cazamos, y no al revés».
Tras su paso por cines españoles el pasado mes de noviembre, distribuida por VerCine, Dialogando con la vida se estrena en Filmin y se une a las otras cuatro películas de Christophe Honoré que ya forman parte del catálogo de la plataforma: La Belle Personne, Vivir deprisa, amar despacio, Habitación 212 y Guermantes.
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