Entrevista a Mayte Esteban, autora de ‘La lectora de Bécquer’

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Mayte_Esteban
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«Todos buscamos una conexión sincera y profunda con alguien, un rincón donde poder ser siempre nosotros mismos»

La escritora Mayte Esteban, ganadora del X Premio Internacional de Novela Romántica HQÑ con Sin fecha de caducidad, una novela que habla del acoso en las redes, publicó en 2019 La colina del almendro, un conmovedor viaje a la Inglaterra de principios del siglo XX en el que el amor, la guerra y la entereza de una joven mujer se enlazan con las reivindicaciones del movimiento sufragista. Residente en Cantalejo (Segovia) desde hace más de dos décadas, es la fuerte vinculación que siente con esta tierra la que la ha llevado a escribir La lectora de Bécquer. 

P. Bécquer y Segovia: ¿por qué él, y por qué la ciudad?

R. La ciudad, porque emigré desde Guadalajara a la provincia de Segovia hace media vida. Desde que la pisé, sabía que quería contar una historia que transcurriera por sus calles. Y Bécquer, porque me parecía el autor perfecto para reflejar las emociones que pretendía poner en mi protagonista, ese espíritu del romanticismo tan visceral y auténtico.

P. ¿Cómo era la sociedad segoviana de finales del XIX?

R, Tenía una marcadísima jerarquización social y una escasísima modernización. Mientras los terratenientes y la aristocracia mantenían un control sobre los recursos, los campesinos y jornaleros, analfabetos en su mayoría, vivían en condiciones bastante miserables. También había una pequeña pero creciente clase media compuesta por comerciantes, profesionales liberales, militares y pequeños empresarios. Intento que todos aparezcan reflejados en la novela.

P. Una historia de las de antes, ¿qué atractivo tiene para los lectores de hoy?

R. Nos permite ahondar en lo que fueron nuestras raíces, abordando temas que son universales, como el amor, el honor, la justicia…, pero desde una perspectiva diferente y un modelo social donde no se podía actuar como ahora. Lo que le pasa a Ana en esta novela, en el siglo XXI sería muy poco probable, por fortuna.

P. Dinero, estatus… El mundo no ha cambiado tanto, ¿verdad?

R. Creo que la aspiración por el éxito, el reconocimiento, el exhibir una posición social, sigue ahí, aunque hayamos cambiado los mercadillos benéficos como el que sale en la novela o las triquiñuelas de Ramona por destacar en las redes sociales, por ejemplo. Se sigue buscando mostrar esa posición en la comunidad.

P. ¿Cómo es su protagonista, Ana?

R. Tiene una evolución que va en paralelo a la de la ciudad. De ser alguien alegre, con el viento a favor, la vida empieza a torcérsele y no acierta a abordar los cambios necesarios para salir de ahí. Así es muy fácil caer en la red de intereses de Ramona. Segovia fue así, después de un pasado glorioso, despoblada y empobrecida, no supo subirse al carro del progreso y languideció en su aislamiento. Ana, en la última parte de la novela, reacciona y sale adelante, un poco como la ciudad cuando aprovecha todo su potencial turístico desde finales del siglo XX.

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La lectora de Bécquer

P. En un momento difícil, Ana se aferra a un libro de Bécquer. ¿La literatura es eso, una tabla de salvación?

R. La frase que le dice Ana a Laura, otro de los personajes, «los libros nos salvan», es algo que repito siempre. En momentos malos, un libro te ayuda a evadirte, en los buenos, te acompaña. La literatura es faro en las tormentas.

P. ¿Es usted una romántica?

R. En sentido del Romanticismo literario, probablemente sí. Me atrae esa fascinación por lo exótico y misterioso, su sentido de la justicia, la exploración de las emociones, la libertad creativa… quizá es que soy piscis y dicen que somos personas muy empáticas, con mucha creatividad y mucha facilidad para andar por las nubes.

P. ¿Qué aporta, si algo, el romanticismo a nuestras vidas?

R. Supongo que, en lo que se refiere al amor romántico, todos buscamos una conexión sincera y profunda con alguien, un rincón donde poder ser siempre nosotros mismos. En cuanto al espíritu del Romanticismo, me gusta esa búsqueda de la justicia.

P. Por cierto, ¿qué es la gacería de Cantalejo?

R. Es un argot que inventaron los trilleros o briqueros, los fabricantes de trillos, que fueron el motor de la economía de Cantalejo, y que usaban para entenderse entre ellos sin que quienes tenían enfrente pudieran comprenderlos. Tiene muchas conexiones con la germanía, la jerga de los delincuentes del Siglo de Oro. En la novela, la uso para que un personaje, Lucía, confunda a otro y pierda la diligencia. Muchas palabras extraídas de la gacería se usan normalmente en Cantalejo.

 

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