Entrevista a María José Moreno, autora de ‘Leí que esto era amor’

«Las bibliotecas públicas son prácticamente los únicos lugares gratuitos y accesibles para todas las personas, sin distinción de edad, sexo o religión. Son como una especie de servicios sociales de la cultura.»
María José Moreno (Tarragona, 1978) es una firme defensora de los servicios públicos, lo que la animó a estudiar la diplomatura de Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Murcia para poder trabajar como bibliotecaria municipal, desempeño que ejerce desde hace más de veinte años. En 2021 empezó a crear contenido a través de su cuenta @bibliotecariaenredada, donde es prescriptora literaria y bibliotiktoker. Ha publicado artículos en revistas y congresos del ámbito bibliotecario. Leí que esto era amor es su primera novela.
P. ¿Qué se van a encontrar los lectores en Leí que esto era amor?
R, Es una comedia romántica contemporánea, narrada en primera persona, con una protagonista cercana y real, Lucía, que invita a sumergirse en una historia que emociona, hace reír y deja huella. Es una novela que combina la melancolía de las segundas oportunidades con la ligereza del humor cotidiano, y que encuentra en los vínculos humanos y en los libros una tabla de salvación.
He querido reunir algunos de los grandes pilares del género como puntos de anclaje emocional: una protagonista perdida que debe empezar de cero; una segunda oportunidad que llega cuando menos lo espera; un pequeño pueblo donde todo parece posible; una biblioteca como refugio, salvación y lugar de encuentro; un romance a fuego lento; y, por último, una familia encontrada en el lugar más inesperado.
El tono puede recordar a autoras como Marian Keyes, Helen Fielding, Elísabet Benavent o Alice Kellen, voces capaces de combinar emoción, humor y profundidad sin perder frescura. He puesto especial cuidado en los diálogos, que son vivos, creíbles y con ritmo. Los personajes tienen cada uno su encanto y una personalidad propia; todos están construidos con mimo.
Es una historia ligera pero no superficial, con chispa, ritmo y un tono cálido que arropa. Siempre me ha gustado la expresión “un libro que te deja el corazón calentito”, y eso es exactamente lo que busqué al escribir mi primera novela. Quería que Lucía, mi protagonista, fuera dueña de su propio destino y encontrara su lugar en el mundo, aunque no siempre resulte fácil.
No hace falta mirar a Asia para encontrar relatos que reconcilian con la vida. Aunque Japón o Corea del Sur han popularizado historias entrañables, Leí que esto era amor rinde homenaje a esas novelas que acarician el alma, que se sienten como un abrazo y que logran calentar el corazón.

P. ¿Existe una literatura de mujeres para mujeres?
R. Es un tema recurrente en el mundo literario, y también lo trato en la novela, porque suele salir en conversaciones dentro de las bibliotecas y en los clubes de lectura. Estadísticamente, las mujeres leen más que los hombres y participan más en actividades culturales. Por ejemplo, en clubes de lectura la presencia femenina es mucho mayor.
Yo no hablaría de “literatura para mujeres”, sino de géneros que suelen gustar más a un público que a otro, y entre ellos está la novela romántica. Este género, al ser leído mayoritariamente por mujeres, se ha encasillado como “literatura femenina” y se ha infravalorado como si fuera menor frente a la novela histórica o la novela negra. Se piensa, erróneamente, que la “novela rosa” no requiere un proceso de escritura complejo o que sus lectoras o escritoras no están formadas, cuando en realidad es un género igual de válido que cualquier otro, con la misma capacidad de emocionar y entretener.
Ya Cervantes, en el prólogo de sus Novelas ejemplares, hablaba de la narrativa como entretenimiento para el ocio. La literatura romántica cumple exactamente con esa misión: ofrecer placer, emoción y compañía al lector.
P. En su libro reivindica las bibliotecas públicas. ¿Por qué son necesarias?
R, Sí, hay una parte reivindicativa muy clara, obviamente soy bibliotecaria y dado también mi carácter de defensa de los servicios públicos, en mi primera novela no podía faltar este elemento. Las bibliotecas públicas son espacios de transformación y felicidad. Hoy en día son prácticamente los únicos lugares gratuitos y accesibles para todas las personas, sin distinción de edad, sexo o religión. Allí cualquiera puede encontrar su voz, un refugio, un lugar de encuentro, de cultura, de información y de comunidad. Son como una especie de servicios sociales de la cultura.
¿Reivindica algo más?
También la vida en los pueblos. A menudo se utilizan como escenarios bonitos para fotos de Instagram o Pinterest, pero detrás de esa imagen hay una realidad: la despoblación y la pérdida de servicios públicos. Yo he querido darles alma, voz, mostrar su belleza, pero también su dureza.
Además de valores como la sanación y el autodescubrimiento. Esta es una historia sobre segundas oportunidades y sobre algo tan poderoso como enamorarse… pero de la vida. Antes de amar a alguien más, debemos aprender a querernos, a disfrutar de lo cotidiano, a permitirnos desear, reír, equivocarnos y volver a empezar. Me gustaría que quienes lean la novela se lleven la certeza de que no hay un único camino correcto ni un momento perfecto para comenzar de nuevo. Tampoco un solo tipo de amor.
En el libro también hablo de la pérdida, de cómo lo que hemos amado nunca desaparece del todo, y lanzo un mensaje claro: siempre podemos cambiar, elegir nuestra familia, permitirnos ser felices incluso sin tenerlo todo resuelto. Si al cerrar la novela alguien siente que aún merece su pedacito de felicidad, entonces la historia ya habrá cumplido su propósito.
P. ¿Cuál es el poder de los libros?
R. Para mí, el poder de los libros es hacer de la vida de las personas un lugar más feliz. Los libros nos sostienen, nos acompañan, nos aportan cultura y, en muchos casos, salvan vidas.
P. ¿Cuáles son sus referentes literarios?
R. Jane Austen ha marcado profundamente mi vida, hasta el punto de que creé un club de lectura en la biblioteca donde trabajo dedicado a sus novelas, y me regalé un viaje literario para recorrer los lugares donde vivió. Las hermanas Brontë también son una de mis debilidades. En mi novela hay guiños a sus obras.
Entre las autoras españolas, Ana María Matute y Carmen Laforet han influido mucho en mi bagaje literario y en mi forma de entender la literatura. Y, por supuesto, como referentes literarios que han influido en mi proceso de escritura, al ser una novela romántica, no puedo dejar de mencionar a autoras de romántica contemporánea que admiro como Emily Henry, T. L. Swan, Laurie Gilmore, Megan Maxwell, Elísabet Benavent, Alice Kellen, María Martínez, Carmen Sereno o Loles López, entre otras.
P. ¿Está escribiendo una nueva historia?
R. Tengo muchas ideas en la cabeza, soy una persona llena de inquietudes y observadora. Gracias a HarperCollins he podido dar vida a esta primera historia que llevaba tiempo en mi cabeza. Una bibliotecaria como protagonista, una historia de amor con un escritor sexy, una oportunidad de aprovechar las segundas oportunidades que te da la vida… Ser bibliotecaria me ofrece un sinfín de personajes, anécdotas y experiencias que me inspiran cada día.
De momento, estoy centrada en la promoción de Leí que esto era amor. La siguiente historia todavía no se ha materializado, pero puedo asegurar que vendrá, palabra de bibliotecaria.