‘La fecha de la necesidad’ de Marta G. Tudela Toledo

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De Marta G. Tudela ToledoGanadora de la XIII edición www.excelencialiteraria.com

 

Apenas entré al supermercado, una señorita sonriente se me acercó. Pensando que me ofrecería algún tipo de promoción, no presté atención a sus primeras palabras, hasta que llegó a mis oídos la frase: <<…colaborar con el Banco de Alimentos>>. Fue entonces cuando se despertó mi interés; entendí cuál era su propuesta. Tras expresar mi deseo de ayudar, cogí una bolsa dispuesta a llenarla con los productos que me había indicado que necesitan. Y sobre esta necesidad del Banco versaban los pensamientos que, también de improviso, se colaron en mi mente mientras paseaba por los lineales.

En junio estamos muy lejos de Navidad. Tampoco se aproximan fechas señaladas por alguna razón solidaria. Así que no me había esperado que aquellos voluntarios estuvieran en la puerta del establecimiento. Reconozco que su petición me cogió desprevenida. Pero, ¿acaso las personas sin recursos no viven durante todo el año con las mismas o parecidas necesidades? El Banco de Alimentos pedía comida no perecedera y artículos de higiene, sin los que el día a día de cualquiera de nosotros se haría muy complicado.

Nos hemos acostumbrado a que todo acontecimiento debe seguir un orden vinculado al calendario, fuera del cual nos sentimos desorientados. Así, fechamos reuniones de trabajo, citas para el dentista o quedadas familiares casi por igual, sin distinguir entre los asuntos a los que damos una mayor o menor importancia. Un par de horas para cada asunto y pasamos al siguiente: así llenamos nuestra agenda.  

Con la necesidad ocurre algo parecido. Se suele asociar a períodos en los que la emotividad está a flor de piel, como en las últimas semanas de diciembre, en las que cientos de organizaciones solidarias salen a las calles para recoger productos básicos, que después reparten entre quienes carecen de ellos. Como las compras aumentan de manera significativa, añadir algo más al carro a cambio de asegurarles a otros unas mejores Pascuas tiene cierta recompensa afectiva para la mayoría de los clientes, hecho que las ONGs saben aprovechar.

Marta Tudela

Pero cuando pasan esos días, cuando volvemos a la “normalidad”, que es menos altruista, ¿qué ocurre? Olvidamos que los alimentos recogidos duran poco, pues son miles las personas necesitadas (ancianos, desempleados, familias en riesgo de exclusión, inmigrantes…). Por eso, aunque España presume de ser uno de los países más solidarios de Europa, me sorprende la oferta de cooperar una tarde de junio con el Banco de Alimentos. Hay mucha gente que vive de nuestra voluntad de ayudarles, sin haberlo escogido. No pongamos fecha, por tanto, a su necesidad. Si pudieran, el final lo habrían puesto todos ellos hace tiempo.

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