Ni de coña

Por Elena Fernández Rodríguez.

El pasado 13 de noviembre se estrenó en nuestros cines una de las últimas películas españolas: Ni de coña de Fernando Aylón. Si tuviésemos que definir esta comedia con una sola palabra la más apropiada sería desconcertante. Lo cierto es que viendo el tráiler podemos atisbar que tiene un estilo muy parecido al de otras producciones nacionales del mismo género, por lo que es inevitable hacerse una idea de por dónde va a ir el argumento. No obstante, no podemos dejar a un lado ciertas escenas que consiguen sacar una carcajada a cualquiera.

Ni de coña nos cuenta la historia de cuatro parejas que están pasando por crisis en sus respectivas relaciones y deciden acudir a un curso matrimonial en un complejo hotelero en el Caribe. Con realidades y problemas diferentes, cada pareja trata de mostrar una realidad diferente: desde una pareja homosexual en el uno no se atreve a salir del armario hasta otra que tiene serios problemas con los celos. Si bien una de las partes parece resistirse a ir en un principio, finalmente acceden para hacer felices a sus compañeros sentimentales con la intención de arreglar lo que tienen en común. Al llegar se encuentran con dos profesores de dudosa fiabilidad que dicen haber hallado el elixir de la felicidad.  Los personajes de Jordi Sánchez y Carolina Noriega impartirán el curso comprometiéndose a enseñarles en una semana todo lo que necesitan para conseguir el éxito en su relación.

Se trata de un argumento que, a pesar no ser innovador, funciona a la perfección con el tipo de filme que ha dirigido Aylón. Enredos amorosos, malentendidos que dan lugar a situaciones de lo más surrealistas y un final feliz que, a pesar de que se les va un poco de las manos, consigue cerrar bien la historia. Sin embargo, debemos señalar un error que estropea todo lo anterior y tiene que ver con la manera en la que se desencadenan los acontecimientos. A medida que evoluciona la trama hay ciertas escenas que se salen tanto de lo establecido que no casan entre sí y no tienen sentido. A pesar de que facilita el hecho de que Ni de coña no sea una comedia tan predecible, al final esos giros de guión se convierten en un hándicap.

Si a eso le sumamos el humor soez que tiene en ciertas ocasiones, puede que más de uno se lo piense dos veces antes de elegir dicha película. Aún así, si eres aficionado de series como La que se avecina seguro que Ni de coña no te defraudará.

 

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