Entrevista a Inma Shara: «Una orquesta es el acorde más perfecto jamás escrito»

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Inma-Shara

Esta semana entrevistamos a la directora de orquesta Inma Shara que en su nuevo libro La batuta invisible nos cuenta los retos a los que se enfrenta un director de orquesta: marcar unos objetivos compartidos por todos y lograr que estos objetivos trasciendan. A partir de su propia experiencia, Inma Shara repasa el tipo de formación que se requiere para llegar a ese nivel de liderazgo

Inma Shara (Amurrio, Álava, 1972) se formó en los conservatorios superiores de Bilbao y Vitoria, donde finalizó sus estudios de composición e instrumentación con excelentes calificaciones. Pasó luego al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, y recibió diferentes becas para continuar su formación.

Ha dirigido las orquestas sinfónicas españolas más importantes, y sus compromisos más recientes incluyen colaboraciones con algunas de las mejores del mundo como la London Philharmonic Orchestra, la Orquesta Filarmónica de Israel, la Orquesta de la Suisse Romande, las orquestas sinfónicas Nacional Checa, Nacional Rusa y Nacional de Taiwán o la Royal Philharmonic Orchestra.

Ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio a la Excelencia Europea por su proyección internacional y su aportación a la música clásica, y es Embajadora honoraria de la Marca España.  inmashara.com

P. Hablas de la orquesta como de un «organismo vivo», una «gran empresa». ¿Qué más es, para ti, una orquesta?

R. El acorde más perfecto jamás escrito. Una orquesta es la máxima expresión de belleza acústicamente hablando, la fuerza que emana de la misma es algo inexplicable desde la semántica del lenguaje hablado. La proyección de su sonido es inalcanzable y por ello se convierte en un proceso mágico. Una orquesta es un ente que tiene la gran capacidad de movilizar los sentimientos más profundos del ser humano.

P. ¿Por qué quisiste ser directora y no solista?

R. Encontré en la orquesta la mayor, más compleja y más amplia paleta de colores sonoros que jamás se puede soñar, mi máxima herramienta de creatividad y desarrollo emocional es este gran complejo aparato artístico llamado orquesta, su riqueza expresiva y de color es cuasi ilimitada, y siempre supone un verdadero reto la conquista de este escenario. Dirigir una orquesta es vivir en una ensoñación continua…

P. ¿Qué es más difícil, lograr que todos los músicos vayan a una o que en un grupo humano tan abigarrado haya una buena relación?

R.  Ejercer el liderazgo con generosidad, compromiso, ilusión y responsabilidad ofrece resultados óptimos para aglutinar las diferentes individualidades artísticas, resultados de los que se desprenden comportamientos que transforman las actitudes en las relaciones humanas estableciendo sólidos puentes de afectividad y cordialidad, además de potenciar el equilibrio armónico de grupo.

Para liderar una orquesta, necesitas una batuta. Que se hace invisible cuando se trata de liderar a un grupo de personas que trabajan, viajan y tocan juntas. Se hacen fundamentalmente invisibles la sensibilidad profesional, la puesta en escena de los valores troncales y esenciales de las relaciones humanas; desarrollar la inteligencia emocional es una necesidad de éxito de grupo. No demando tanto grandes figuras como figuras comprometidas. La comunicación se impone como una herramienta fundamental para fomentar la creatividad, la implicación colectiva, reconocer los intereses como comunes es básico y necesario para el buen desarrollo emocional del equipo. Eso y la credibilidad y el ejemplo que se presentan como normas básicas de comportamiento. La pasión es el mayor leitmotiv

P. Los músicos viajáis constantemente, estáis sometidos a la confrontación con culturas y mentalidades distintas…

R. Las diferencias culturales son cuestiones accidentales y derivadas de escenarios irracionales. La música es el lenguaje universal por excelencia y su esencia radica en que su mensaje es universal y va directo al mundo de los sentimientos. La razón nos guía pero los sentimientos nos movilizan y es precisamente la música donde encuentra su mayor sentido en el mundo de las emociones. Las diferencias culturales suponen una gran riqueza que nos ayudan a evolucionar como seres humanos, nos alimentan y fomentan el respeto como herramienta fundamental de comportamiento.

P. Criticas las sociedades en las que vivimos, «basadas en el individualismo brutal y competitivo», donde «el fin justifica todo tipo de medios» y «reina un absoluto relativismo moral y una acomodación mental ante cualquier situación». Sin embargo, no pareces pesimista.

R. Soy una persona absolutamente optimista, la música me ha permitido vivir la mejor definición de belleza, limpia y sin estridencias, generosa y sin aristas…

Vivo con verdadera pasión, con suma ilusión y agradecimiento todas y cada una de las oportunidades que la vida me ha ofrecido y me ofrece, pero con acordes de tristeza por la sociedad tan agresiva que hemos creado, dejando relegados y abandonados los valores esenciales que dan sentido a la existencia del propio ser humano como son la generosidad, el compromiso, el respeto, la recompensa al esfuerzo y al trabajo bien hecho. Hoy no suponen un premio ni una motivación, no se reconocen. Quizá la sociedad tan materialista que hemos creado ha condenado al ser humano a vivir en una profunda cacofonía de la que en ocasiones ni es consciente… Por esto, y hoy más que nunca, es esencial la recuperación de los valores y el cambio de actitudes.

P. Leo: «La música es un código de circulación ética. Supone una esperanza real de transformación de la sociedad y la libertad de pensamiento». Pero no es el bálsamo que todo lo cura, por ejemplo (y perdón por el tópico), es sabido que los dirigentes nazis eran extraordinarios melómanos. ¿Entonces?

R. Efectivamente la música es uno de los mayores escenarios de libertad de pensamiento y sentimiento abstracto de la persona, una terapia para la transformación del espíritu humano, una gran medicina como así la historia lo ha demostrado. Otra cosa es la utilización del mensaje de la música, que en escasos contextos se ha manipulado y contaminado para expresar a través del mismo la grandiosidad y fortaleza de un determinado colectivo humano.

La-batuta-invisible_altaP. «Es necesario que la sociedad valore mucho más a sus músicos». ¿Por qué?

R. Los músicos son la mejor herramienta emocional y de equilibrio socialmente hablando, su mensaje es limpio, transparente, y caminan conjuntamente siempre con la idea de belleza. Dedicas el libro al público, y a la gente que entiende la música en particular y la cultura en general como «una forma de vida que tiene el poder de catalizar toda una sociedad para convertirla en un espacio de convivencia donde los acordes predominantes y de liderazgo sean la bonhomía, la generosidad y la armonía». ¿Son las tres cualidades del líder en cualquier ámbito de la vida?

Sin bonhomía, generosidad y armonía no existe proyecto alguno que sea sostenible en el tiempo ni por supuesto goce de credibilidad ni capacidad de transformación, ni en la empresa ni en la vida en general. Son los acordes más importantes de cualquier partitura que quiera gozar del aplauso sincero del público, tanto en lo personal como en lo profesional.

P. Cuando Inma Shara descansa, ¿cómo es Inmaculada Lucía Sarachaga?

R. Una persona reflexiva, sencilla, agradecida, amante del silencio y de las buenas formas.

P. ¿Algo que la directora de orquesta le diga a la mujer? ¿Algo que la mujer le diga a la directora de orquesta?

R, La directora de orquesta le dice a la mujer que persista en el camino de la intensidad en el deseo, en camino de la conquista constante por la excelencia y por lo sublime como factores de movilización y de ilusión continuada. La mujer le dice a la directora de orquesta que la perfección no existe y que la magia está en la imperfección y en la fragilidad, condición natural del ser humano, y que la obsesión por la perfección constante puede ser, en ocasiones, difícil de canalizar.

LA BATUTA INVISIBLE. El liderazgo que genera armonía de Inma Shara. Editorial Conecta, 2014. 156 pp.,  15,90 €. A la venta el 19 de junio de 2014.

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