Novedad Septiembre: ‘La comadrona’ de Katja Kettu

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«Yo soy comadrona, por la gracia de Dios, y te escribo estas líneas a ti, Johannes. De entre todos los seres del mundo, es a mí a quien Nuestro Señor Todopoderoso, en toda su sabiduría, ha proporcionado el don de regalarles a unos la vida y de arrebatársela a otros. Ambas cosas, la vida unas veces y la muerte otras, las he dado durante mi extraviada suerte en esta guerra y no sé si este mi devenir lo marcó el redoble de los tiempos que nos han tocado o fue el Señor, en última instancia, quien así lo quiso. Este don es mi cruz y mi salvación, mi fardo y mi condena, y ha determinado que mi sendero se aleje de mi casa y de ti, amado mío.»

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Katja Kettu, una voz única dentro del panorama de las letras europeas, ha escrito La comadrona, una obra destinada a convertirse en uno de los clásicos de este siglo.

Laponia, 1944: hasta los rincones más inhóspitos de Finlandia llegan los ecos de la Segunda Guerra Mundial. Por las venas de la comadrona fluye la sangre de un padre comunista salvajemente represaliado. Desde su infancia vive aislada de una sociedad que la desprecia. Pero su mundo sufre un vuelco cuando un enigmático oficial alemán de las SS la descubre con un cordón umbilical entre los dientes: es la primera vez que alguien la mira de verdad. Su amor la impulsa a seguir a Johannes hasta el campo de prisioneros al que ha sido enviado, y más allá. Hasta la muerte si es necesario.

«Hace diez años leí las cartas escritas por mi abuela durante la Segunda Guerra Mundial. Me impactaron mucho. Aunque eran tiempos de guerra tenía una gran fortaleza. Me gustó mucho cómo veía la vida, cómo buscaba el amor. Esas cartas estaban llenas de pasión. Quería escribir sobre ese amor. Mis dos abuelas estuvieron en la guerra. Una se recuperó y la otra enloqueció. Sus hijos sufrieron las consecuencias. Cuando era una niña no sabía que era así por culpa de la guerra», cuenta Katja Kettu.

«Mi objetivo en La comadrona era contar que la guerra hiere a todo el mundo. Quería mostrar cómo los niños, las mujeres, los prisioneros, los soldados desaparecen en ella. De hecho, el periodo histórico elegido no es tan importante como las cuestiones morales que surgen —cómo decidir lo que está bien, hasta qué punto las decisiones que uno toma afectan solo a su propia vida—. La guerra es un espacio de tiempo en el que la persona pierde su facultad de decidir, su libertad. Hay que tomar decisiones todos los días. O sigues tus propios principios o buscas excusas para seguir los de otros», prosigue Katja Kettu.

© Pertti Nisonen
© Pertti Nisonen

Katja Kettu nació en 1978 en Finlandia. Después de unos años en Tallin y Londres, recaló de nuevo en Helsinki. Hoy en día es una artista
multidisciplinar: dirige videos musicales, canta en su grupo punk Confusa, enseña guion y divide el tiempo restante entre el cine y la literatura. Se describe a sí misma como feminista y humorista de la desgracia. Ha publicado Surujenkerääjä (El coleccionista de penas), Hitsaaja (El soldador) y La comadrona, que ha cosechado un gran éxito de público y crítica, ha sido  galardonada con los premios Runeberg, Thank You for the Book, Kalevi  Jäntti y Book Bloggers, sus derechos de traducción han sido vendidos a  catorce idiomas, y está en marcha su adaptación teatral y cinematográfica. Su  último libro, Piipppuhylly (El coleccionista de pipas), está protagonizado por  varios de los personajes de La comadrona.

La comadrona de Katja Kettu. Alfaguara, 2014. Traducción de Dulce Fernández Anguita. Editorial Alfaguara, col. Literaturas, 2014. Rústica, 416 pp., 19,00 €. También en epub.

 

 

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