Reseña: ‘Hierba mora’ de Teresa Moure
Hierba mora de Teresa Moure. Editorial Lumen, 2006. Tapa dura, 464 pp. También en De Bolsillo, 423 pp., 8,95 €
Por Lola Jerez Arias.
El eje central de esta novela es el filósofo Descartes, se habla de su vida y pensamientos desde una óptica muy particular. Y sin embargo no es el protagonista.
El punto de vista al que se teje la trama es el de tres mujeres de importante personalidad y que de una manera u otra encontraron en el filósofo y su persona e ideas una inflexión en sus propias vidas: la reina Cristina de Suecia, que lo tuvo alojado en su corte sus últimos meses de vida, Hélène Jans que fue su amante holandesa y con quién tuvo una hija y la estudiante Inés de Andrade, que fue la única que no lo conoció personalmente pero que está realizando su tesis sobre él.
La novela es un mosaico que va intercalando pensamientos de la reina, recetas de Hélène, poemas de Inés con la narración de la vida de Descartes a través de los ojos de estas tres mujeres fuertes e independientes.
En cuanto a la hierba mora, es una planta herbácea con propiedades para tratar diversas dolencias y con componentes tóxicos, que tenía tan mala fama como las mujeres que en el siglo XVI pensaban…las mujeres sabias de la época que se atrevían a estudiar, a debatir, que se salían de lo convencional. En el peor de los casos se las consideraba brujas y en el mejor, “marimachos”.
He aquí el tema central de la novela, con el permiso de Descartes, las mujeres y su singularidad, su forma de ver el mundo, que no es única.
Cristina de Suecia, Hélène Jans o Inés de Andrade hablan por las que han sido, son y serán mujeres valientes, curiosas, sabias, intrépidas…
No se trata de una historia de acción trepidante, es más bien introspectiva y desde luego con abundantes tintes filosóficos. Aun así, Teresa Moure consigue agilizar el ritmo narrativo con capítulos cortos y saltos de estilo (ahora una receta, ahora un poema, ahora una carta o una parte narrativa…) y resulta muy agradable de leer por la maravillosa forma en que la autora usa el lenguaje.
Creo que es una novela para un momento de calma, de reflexión, para paladear a sorbitos, como un buen tazón de chocolate en invierno.