Reseña LIJ: ‘Hachiko el perro que esperaba’ de Luis Prats

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Hachiko el perro que esperaba

Hachiko el perro que esperaba de Luis Prats. Ilustraciones de Zuzanna Celej. Editorial La Galera, 2015. Cartoné, 13,5 x 20,5 cm., 152 pp.,16,95€.

Por José R. Cortés Criado.

 

El ocho de marzo de 1935 Hachiko moría en la estación de tren de Shibuya, ochenta años más tarde aparece esta novela juvenil cuyo protagonista es el perro de raza akita, que nacido en una granja a quinientos kilómetros de Tokio, fue enviado a esta ciudad a los pocos meses como regalo a la hija del profesor Eisaburo Ueno.

Durante año y medio Hachiko convivió con esta familia y acompañó a su amo todas las mañanas a la estación de tren, regresando a su casa para volver a las cinco de la tarde de nuevo a la estación para recibir a su amo de vuelta de la universidad.

La unión entre perro y amo era fuerte, compartieron muchos momentos felices, pero el señor Ueno falleció en la universidad mientras impartía una conferencia y no regresó utilizando el tren, por lo que Hachiko se dirigió a su casa desilusionado, no sabía a qué se debía el ajetreo que había en la vivienda, y allí permaneció hasta el día siguiente a las cinco de la tarde que regresó a la estación; así continuó haciéndolo durante diez años, esperando tarde tras tarde el regresó de su amo.

Esta bella historia de amor entre un perro y un ser humano ha sido novelada por Luis Prats, que de forma amena nos narra apaciblemente la convivencia, complicidad y confidencialidad del profesor con el animal, ofreciendo al lector escenas cotidianas tanto en la vivienda como en el jardín cercano a la casa o en los alrededores de la estación del tren donde sus habitantes, jefe de estación, encargado del correo, vendedora, pescadero, estudiantes… y todos cuantos pasaban por el lugar terminan adaptando a Hachiko y alimentándolo tras la ausencia de su amo.

Esta emotiva novela presenta a un señor íntegro, de costumbres y horario fijos,amante de las pequeñas cosas que lo hacen feliz como la floración primaveral de los cerezos, un paseo por un jardín cuidado, pasear a orillas del mar o charlar con su perro confidente.

La novela se lee de un tirón y atrapa al lector desde el inicio; cuando se finaliza la lectura se reflexiona sobre la fidelidad y amor de los animales hacia el ser humano. A lo largo de las páginas el lector apreciará la belleza de muchas cosas simples como puede ser la complicidad del animal y su amo y la de este con su esposa.

La novela se divide en dos partes marcadas por años, la primera parte entre 1924 y 1925; la segunda entre 1925 y 1935. La primera se corresponde con el período de tiempo que conviven Hachiko y el señor Ueno; la segunda, con la vida del perro sin su amo. Además de la fecha, cada capítulo lleva en su título el lugar donde transcurren los hechos.

El texto se acompaña de unas bellas acuarelas realizadas por la ilustradora Zuzanna Celej que recrean paisajes japoneses, escenas del animal, de vagones de trenes, campos de arroz, geisha, farolillos de colores, cometas en forma de peces, señoras con sombrillas de papel coloreado…

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