Exposición ‘Leer y leer: lecturas de Cervantes y lectores del Quijote’ en el Museo Lázaro Galdiano

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El Museo Lázaro Galdiano conmemora la primera edición de la Segunda parte del Quijote con la exposición Leer y leer: lecturas de Cervantes y lectores del Quijote. Desde el 8 de julio en la Sala 6 del Museo se podrá disfrutar de una excepcional selección de ediciones del Quijote, entre ellas la primera de la Segunda parte que custodia la Biblioteca del Museo.

La exposición traza un recorrido que nos lleva a conocer títulos que inspiraron a Cervantes, así como extraordinarias ediciones del Quijote que son reflejo de la pasión que sentía José Lázaro por esta obra, especialmente por aquellas publicadas en vida del escritor.

Lecturas de Cervantes

La muestra comienza con el Amadís de Gaula, representación de las novelas de caballería que enloquecieron a Alonso Quijano. “Estos libros le sirvieron al ingenioso caballero para desterrar la melancolía, cuando la tuviere, y para mejorar su condición, si acaso la tuviese mala”, señala el comisario, Juan Antonio Yeves.

Asimismo, se expone en este apartado inicial una representación de otros géneros que el cura y el barbero salvaron en el «donoso y grande escrutinio» que hicieron en la librería de don Quijote: desde Los diez libros de la Fortuna de Amor de Antonio de Lofraso y El pastor de Philida de Luis Gálvez de Montalvo, hasta el Orlando furioso de Ludovico Ariosto o La Austriada de Juan Rufo.

A continuación, el Quijote de Avellaneda cerrará este primer ámbito dedicado a recordar las lecturas de Cervantes. “Digno remate es el otro don Quijote, el de Avellaneda, que se había disfrazado y corrido por el orbe, hasta que el de Cervantes apareció de nuevo y se calzó las espuelas en la Segunda parte para quitar el «hámago y la náusea» que había causado aquel”, apunta el comisario.

Lectores del Quijote

Tras este preámbulo, el visitante podrá contemplar un buen número de las ediciones del Quijoteque atesoró José Lázaro Galdiano, quien manifestó especial predilección por aquellas que se habían publicado en vida de Cervantes. En la colección existen varios ejemplares de las ediciones de 1505, de una de las de Lisboa, de la segunda de Madrid, de la de Valencia y en algún caso copias por duplicado, como ocurre con la de Bruselas de 1607 o Milán de 1611, buena prueba de la acogida por parte del público y del inesperado éxito de la obra. También se encuentra la madrileña de Juan de la Cuesta, de 1608, tal vez corregida por Cervantes, y la primera edición de la Segunda parte, impresa en 1615, con una estructura literaria más cuidada, tal vez para demostrar quién era el verdadero autor porque el año anterior había publicado aquel segundo tomo el falsario Alonso Fernández de Avellaneda. En la portada se mantiene el gran escudo del impresor y no solo en este detalle, también en la composición tipográfica se aprecia una decidida voluntad de relacionarla gráficamente con las tres ediciones anteriores de la primera parte realizadas en Madrid por Juan de la Cuesta –las dos de 1605 y la de 1608–, mientras que el segundo tomo de Fernández de Avellaneda quedaba vinculado a la edición valenciana de la primera parte. A pesar del empeño del autor, la primera edición de esta Segunda parte se hizo con tipos gastados, tintas deficientes y mal papel e incluso se aumentó la caja de texto con dos líneas más por página que en el primer tomo, dando como resultado una edición descuidada y con más erratas. Eso sí, tiene el mérito de completar las aventuras iniciadas por el ingenioso hidalgo, que ahora aparece como ingenioso caballero.

Además de las mencionadas, de extraordinario interés y valor patrimonial, se exponen otras delsiglo XVII, entre ellas la primera en italiano. Así como la primera edición en castellano ilustrada, publicada en Bruselas por Jean de Mommarte en 1662 con láminas de Frederic Bouttats.

El siglo XVIII tiene especial relevancia porque es entonces cuando se da un nuevo tratamiento editorial al Quijote, convirtiéndose así en un clásico de la literatura universal, especialmente a partir de la edición inglesa de Tonson, también en castellano. Las españolas de la segunda parte de la centuria son también buen ejemplo de los progresos editoriales y en una colección como la de José Lázaro no podía faltar el Quijote de la Academia, de 1780.

El recorrido, que nos permite apreciar cómo ha llegado la obra a los lectores a lo largo de los siglos, concluye con las ediciones del siglo XIX, cuando nace el «cervantismo» y la edición de bibliófilo. Una de las más notables es la de Tomás Gorchs, de 1859, que se muestra junto a un dibujo original de Urrabieta Vierge, ilustrador del Quijote y de otras obras editadas en tiradas limitadas en torno a 1900.

El colofón de la exposición está dedicado a los lectores del Quijote, centrándose en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX y, especialmente, en el entorno de José Lázaro Galdiano, quien como editor fue promotor de estudios y lecturas del Quijote. Así La España Moderna fue tribuna en la que trataron de la obra de Cervantes, además de autores extranjeros como Giosuè Carduccí, Havelock Ellis, Marco Aurelio Garrone, Karl Larsen e Ivan Sergueevich Turguenev, cervantistas españoles como José María Asensio, Julio Cejador, Clemente Cortejón, Adolfo de Castro, Augusto Martínez Olmedilla, Blanca de los Ríos y, de manera especial, Miguel de Unamuno, que publicó en La España Moderna «Sobre la lectura e interpretación del Quijote » y elDoctor Thebussem, con una larga trayectoria de publicaciones sobre Cervantes y el Quijote

Haste el 14 de Septiembre

MUSEO LÁZARO GALDIANO C/Serrano 122 (Madrid).

Entrada gratuita

Más información en www.flg.es/agenda-de-actividades/exposiciones-temporales/quijote-cervantes-exposicion-museo-lazaro-galdiano#.VazXFTGsVNM

 

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