Entrevista a Elena Martínez Blanco, autora de ‘Bajo un paraguas azul’, una novela sobre el «cyberbulling»
«Salir del cyberbulling requiere algo muy difícil por parte del alumno que sufre el acoso: pedir ayuda».
Por Carmen F. Etreros.
Comienza el colegio y algunos alumnos además de los estudios, los deberes o los exámenes, tienen que defenderse de difíciles situaciones de acoso entre alumnos como la que sufre la protagonista de la última novela de la profesora y escritora Elena Martínez Blanco Bajo un paraguas azul que acaba de publicar la editorial Nowevolution.
Una novela que nos cuenta la historia de Glauca, una chica de catorce años, que decide un día mandar a su novio una foto que se convierte en un problema cuando su novio se la pasa a Andrea. Y Andrea, que la odia con toda su alma, la compartirá con más gente y la subirá a Internet para convertirla en el hazmerreír de todos… Una novela potente y emotiva en la que la escritora intenta con este libro alertar de que un mal uso de las redes sociales puede arruinar la vida a cualquiera.
P. ¿De dónde surge la idea de tu novela Bajo el paraguas azul?
R. Al ser profesora, por desgracia he vivido varias situaciones de acoso entre alumnos, algunas, como la de la historia, a raíz de utilizar de forma inconsciente las redes sociales. También me ha tocado vivir la indiferencia de compañeros profesores y jefes de estudio que se lavaban las manos del tema, y es algo que también he querido reflejar, no solo el tema del acoso, sino cómo hay profesionales que a la hora de la verdad dejan tirados a quienes los necesitan. Por supuesto, la gran mayoría de profesores no se comporta así, y se involucran con sus alumnos más incluso de lo necesario. Estos profesores, los buenos, están también reflejados, porque son ellos a los que los alumnos deben buscar en situaciones como estas.
P. ¿De dónde nace el personaje de Glauca, una joven educada, estudiosa y llena de complejos, que envía a un chaval en el que confía una foto que no debe y complica su vida en dos minutos?
R. Glauca surge a raíz de lo que le sucedió a una de mis alumnas en un centro en el que trabajé. Llevaba años dándole vueltas a la necesidad de escribir algo que les alertase sobre el peligro de hacer lo que ella hizo: compartir una foto y que al día siguiente su foto estuviese colgada en las farolas del barrio en que vivía, una locura. Ahora mismo es mucho peor, porque el uso de redes sociales y webs está mucho más extendida y el impacto en la vida de los alumnos se multiplica por mil. Glauca, además, refleja muchas de las inseguridades que yo tenía de pequeña. Recuerdo que prácticamente en todos los centros a los que asistí sufrí algún tipo de acoso por parte de mis compañeros, desde pegarme chicles en el pelo a romperme los deberes, pintarme los libros, empujarme por el pasillo, llamarme nombres por estar gordita, llevar gafas y tener pelo escarola como Glauca… Lo típico que los adultos piensan que son cosas sin importancia, a mí me marcó mucho tiempo porque nadie me ayudó.
P. Con esta novela, ¿solo querías contar una historia o que los jóvenes lectores reflexionasen sobre el cyberbulling?
R. Ambas cosas. Como escritora de literatura juvenil creo que tengo una responsabilidad con mis lectores, así que no solo creo que tenga que escribir una historia entretenida, que enganche, sino también que puedan sacar algo de provecho de ella. En este caso, lo rápido que sus vidas pueden verse afectadas por el mero hecho de compartir una foto. Esta novela es también un regalo para uno de mis ex-alumnos, porque confió en mí para ayudarle en una situación en la que lo estaba pasando realmente mal. Él pudo comprobar que hay profesores que sí se involucran y no piensan que lo que dicen son “cosas de niños” o que son “exageraciones”.
«Lo conocen porque se les dan charlas sobre el ciberbullying, pero creo que piensan que eso nunca les va a pasar a ellos, que solo les pasa a los demás…».
P. Por tu experiencia como profesora ¿conocen los adolescentes los peligros de las nuevas tecnologías? ¿Y los padres y los profesores?
R. El caso es que sí, lo conocen porque se les dan charlas sobre el ciberbullying, pero creo que piensan que eso nunca les va a pasar a ellos, que solo les pasa a los demás… Hasta que no es así y ya es demasiado tarde. Respecto a padres y profesores, los profesores sí, los padres diría que no siempre. Me sorprende que ahora se regalen móviles cuando hacen la comunión o antes de ir al instituto, ¿son conscientes de los peligros de darle a alguien tan joven un móvil con cámara de fotos? Creo que no, es una verdadera locura.
P. La novela al final es bastante optimista, ¿se puede salir de esta situación?
R. Sí, por supuesto que se puede. Requiere algo muy difícil por parte del alumno que sufre el acoso: pedir ayuda. Es siempre el paso que más les cuesta porque la vergüenza y el miedo les paraliza, pero cuando lo logran, existen mecanismos para ayudarles desde los centros educativos, coordinados con familia y policía.
P. ¿Cuáles son tus planes futuros como escritora?
R. Seguir escribiendo entre otras cosas novelas que lleguen a los adolescentes, reflejando temas que vivo como profesora que sé que les preocupan o de los que no son conscientes que pueden afectarles, ya tengo varias ideas, veremos cómo se materializan en papel.