Hay libros que dejan una marca indeleble y, mucho tiempo después de haberlos leído, permanecen vivos en nuestro recuerdo. Éste es uno de ellos. A los ochenta y seis años, Marceline Loridan-Ivens ha volcado en Y tú no regresaste esta carta abierta a su padre un cúmulo de sentimientos profundamente arraigados desde su juventud, de los que ha sido incapaz de desprenderse durante toda una vida.
«Tú podrás regresar, porque eres joven, pero yo ya no volveré.» Esta simple frase, que Marceline oyó de boca de su padre cuando eran deportados en el mismo tren al campo de Auschwitz-Birkenau en abril de 1943, quedó grabada en su memoria para siempre y es el origen de este relato extraordinario.
La dramática lucha de una chica de quince años por sobrevivir en una situación que ha pasado a la historia como paradigma de la máxima depravación de la que es capaz el hombre queda plasmada con una voz asombrosamente desprovista de sentimentalismo y autocompasión. En su lucha imposible contra una fuerza aplastante, Marceline narra los hechos cotidianos con la frialdad y la distancia de quien, incluso después de setenta años, no puede permitirse ni siquiera el sufrimiento; de alguien que invirtió hasta la última fibra de su persona en un solo fin: salir con vida del infierno y honrar así las palabras de su padre.
Pero más allá del conmovedor homenaje de una hija a la única persona en el mundo a la que pudo amar de verdad, estas páginas exhalan un reconfortante soplo de energía y vitalidad, una demostración palpable de la insondable capacidad del ser humano para sobreponerse a los desafíos
más extremos que su propia especie le presenta.
Y tú no regresaste alterna distintos escenarios temporales: los recuerdos de familia de Marceline, en libertad, antes de la deportación; los espantosos meses de cautiverio en los que la autora ve morir a cientos de personas a su alrededor, se ve obligada a cavar zanjas para los hornos crematorios y es examinada por el mismo Mengele; los meses posteriores al regreso, cuando la familia poco a poco adquiere conciencia de que el padre no regresará jamás, y Marceline tiene que aprender a callar y esconder el infierno que ha vivido; y, finalmente, el resto de su vida, el destino de la familia, sus experiencias como mujer comprometida, luchadora, entregada a su trabajo y a su compañero, pero que debe convivir siempre con el terror inexorable, inolvidable. La novela se convierte así en un relato sincero, crudo e intenso en su brevedad, en el que Marceline consigue
plasmar no sólo su experiencia personal —la necesidad vital de la niña de quince años de recuperar al padre, y el estigma imborrable de la deportación—, sino también la sombra, larga y oscura, que los años de la guerra y el holocausto han arrojado sobre las décadas posteriores.
Y, con ello, la importancia de seguir recordando, pues el crimen se perpetúa si los millones de víctimas pierden su voz y su experiencia se desvanece en el confort del olvido. A lo largo de una vida rica e intensa como documentalista y realizadora cinematográfica, la autora ha ido componiendo en su mente una carta de respuesta a las últimas palabras que le dedicó su padre: «Tú podrás regresar…» Y es ahora cuando, octogenaria, la plasma en este libro, escrito a cuatro manos con la periodista Judith Perrignon. Una obra breve e impresionante que ha cautivado a la opinión pública en Francia y que ha puesto de relieve, una vez más, que hay historias que no pueden dejar de ser contadas para que no se repitan.
Publicado a principios de 2015, Y tú no regresaste se convirtió inmediatamente en un gran éxito de crítica y ventas. La primera edición se agotó en pocos días, la última reimpresión vendió más de 55.000 ejemplares y el libro se situó en los puestos más altos de la categoría de ensayo. Los derechos ya se han vendido para la traducción a quince idiomas.
Durante años, Marceline colaboró con su marido, el documentalista Joris Ivens, de cuyas películas a menudo fue correalizadora. En 1977, el matrimonio recibió el César al mejor cortometraje documental por su trabajo acerca de la revolución cultural china, y en 2013, Marceline filmó
su primera película de ficción con la actriz Anouk Aimée, inspirada en su experiencia en los campos de concentración. En 2008, Marceline Loridan-Ivens publicó su autobiografía, Ma vie balagan, escrita en colaboración con la periodista Elisabeth D. Inandiak. Y tú no regresaste ha recibido el premio de la Académie Lilas y el premio Jean-Jacques Rousseau.
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