Por Pablo Valdivia / La biblioteca inmortal.
Hablar de la obra maestra de Melville y de una de las grandes obras maestras de la literatura universal se me hace complejo. Moby Dick pasó desapercibida cuando fue publicada en 1851, pero obtuvo todo el reconocimiento que merecía en el siglo XX. Faulkner dijo que querría haber escrito esa novela, y D.H Lawrence la denominó “uno de los más extraños y más maravillosos libros del mundo” y “el libro más grande jamás escrito sobre el mar.” Dedicada a su amigo Nathaniel Hawthorne, su inicio es una de las frases más famosas de la literatura: llamadme Ismael.
Sabemos que Melville rechaza el panteísmo de Spinoza que había leído en el diccionario de Pierre Bayle. Asimismo tenemos constancia de que conoció la filosofía de Schopenhauer por medio de George. J. Adler. “Nothing exists in itself” nada existe por sí mismo, llega a decir Melville. Toda existencia es condicionada. La ballena, símbolo del Mal, también puede ser símbolo del orden incomprensible que predica Kafka en sus novelas. Asimismo podemos ver en la ballena blanca una señal de nuestra propia incapacidad para comprender el universo. Pero en Ahab vemos un deseo de venganza, de transgredir el orden de las cosas establecido, un deseo de aniquilar la divinidad, de matar a Dios como Nietzsche. Parece que Ahab no perdona el hecho de haber perdido su pierna, y busca la venganza a toda costa, aunque eso signifique la muerte de toda su tripulación.
Dice Borges que la historia universal es la historia de algunas metáforas. Sin duda Moby Dick es una de las que nos enseñan a comprender nuestra historia personal.
Wittgenstein finaliza su Tractatus con estas taxativas palabras: “de lo que no se puede hablar hay que callar.” Esta frase puede aplicarse a lo místico e insondable que confluye en Moby Dick.
Little flower—but if I could understand
What you are, root and all, and all in all,
I should know what God and man is.
Pequeña flor, si pudiese comprender
Lo que tú eres, con raíz y todo, y todo en todo
Sabría lo que son Dios y los hombres
Alfred Tennyson Flower in a crannied Wall
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