Hermanos de Rocío Bonilla. Editorial Algar, 2018. 48 pp., 15,95 €.

Por Anabel Sáiz.

 

Hermanos es un libro doble porque contiene dos historias y dos perspectivas diferentes de un mismo hecho que, finalmente, concluyen. La estructura está muy pensada y es realmente ingeniosa  porque pueden ser dos los perfiles lectores que se identifiquen en estas páginas. Por un lado, un niño aún pequeño, de unos 7 años o menos y, por el otro, una niña, algo más mayor, de 9 años o 10. Estos dos hermanos cuentan, cada uno, su relación con el otro porque el texto tiene dos portadas, por así decirlo, por un lado la historia del niño y, por el otro, dando la vuelta al libro, la de la niña o viceversa porque aquí la propiedad conmutativa también se puede aplicar.

Para la hermana el niño es un «mono», y así se refleja en las ilustraciones, un mono que la incordia, al que hay que traer del colegio, que le toca sus cosas y se las rompe pero que, y no le queda más remedio que confesarlo, la hace reír. Para el hermano, su hermana es un «rinoceronte» ya que siempre va estirada, no le hace caso, lo ignora, no lo deja jugar pero que, y también debe confesarlo, sabe arreglarle la bici y le espanta también los miedos. Concluyen los dos hermanos que, después de todo, no está tan mal ser dos, aunque nos tenían reservada una sorpresa en forma de llanto… Finalmente dejan de ser dos y pasarán a ser ¡tres! Eso les supondrá, por supuesto, replantear su lugar en la familia pero también será enriquecedor para ellos.

Hermanos es un libro excelente que refleja las relaciones entre hermanos y que muestra los principales escollos de la misma, aunque también sus ventajas que son superiores.

Las ilustraciones juegan con la metáfora inicial de ser un «mono» o un «rinoceronte» y nos hacen reír porque son realistas, pero mantienen el aspecto del animal, al menos en los primeros momentos hasta que, poco a poco, se va humanizando. Son ilustraciones que reflejan los mundos coditianos y que cambian de color cuando se acercan momentos de miedo o cuando se preguntan, detrás de una puerta cerrada, de quién es el llanto que se escucha. La imagen central, donde confluyen las dos historias, muestra a un bebé en pleno llanto y a los dos hermanos, uno a cada lado, preguntándose si eso de ser tres será bueno o no tanto.

La tipografía también acompaña al relato y facilita la comprensión de las emociones, pues Rocío Bonilla capta muy bien la psicología de estos dos hermanos.

En suma, un libro muy recomendable para mejorar las relaciones familiares o, simplemente, para pasar un buen rato que sería más que suficiente.»

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