‘En el vertedero con Juan y Pedro’ de Maurice Sendak

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En el vertedero con Juan y Pedro. Dos retahílas rimadas. Texto e ilustración de Maurice Sendak. Traducción Miguel Azaola. Editorial Kalandraka, Colección Libros para soñar, 2019. 265 x 205 mm., 56 pp., 18 €, (+ 8 años)

Por José R. Cortés Criado.

 

“… y cuidaremos de él como hacen las personas”. En el vertedero con Juan y Pedro de Maurice Sendak.

 

Sorprende libro muy personal, sincero y atrevido en el que Maurice Sendak da rienda suelta a sus miedos, sobre todo por los menores que viven en situaciones de abandono y desamparo.

Si pensamos que este libro vio la luz por primera vez en 1993, comprenderemos su importancia y su actualidad. Está ambientado en Estados Unidos, sus protagonistas son un grupo de pobres que viven en zonas paupérrimas de New York, sirven como referencias las siluetas del Puente de Brooklyn y el EmpireState.

En estos suburbios en los que se cobijan con cajas de cartón y periódicos viejos un grupo de personas que ven como unas ratas rapta unos gatitos y un niño pequeño ante la indiferencia de los demás.

Pero la Luna, vigilante con su presencia omnipresente, se opone a esa falta de solidaridad y de empatía de los demás y juega su baza en pro de la defensa de los más débiles. Es la simbología de la esperanza, ya que se muestra como un ser sensible ante las injusticias frente a la opulencia de la sociedad que los margina.

Maurice Sendak en sus últimos libros, como este, aborda muchos problemas sociales, su complejos y sus miedos ante ese mundo preocupado por sobrevivir sin mirar a quien tenga a su alrededor. La infancia abandonada era uno de sus terrores.

El texto es muy breve, y como dice en su presentación, se trata de dos retahílas rimadas, que Miguel Azaola ha sabido traducir sin que pierda su sentido original; al igual que los titulares de las noticias de los periódicos con los que se envuelven los protagonistas; estos hacen referencia a la crisis económica, a la banca, a las ventas de viviendas, incluso a la enfermedad del SIDA.

Las ilustraciones están cargadas de simbología y de una gran carga emocional. Los lectores necesitarán más de una lectura para comprender el significado pleno del libro, incluso las imágenes merecen ser visionadas con tranquilidad. He de confesar que me quedé tan sorprendido de su primera lectura que cerré el libro y dejé pasar un tiempo antes de volver a leerlo.

El autor ha reinterpretado dos canciones tradicionales de una autora imaginaria de una colección de rimas infantiles, MotherGoose, para esta obra tan sorprendente como controvertida, muy alejada de ese mundo almibarado que envuelve e intenta proteger a la infancia.

Original, rompedora y admirable historia que hará reflexionar a grandes y pequeños en la falta de empatía en nuestra sociedad, la pobreza y la riqueza extremas y la falta de ternura para con los pequeños más vulnerables.

 

 

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