Caperucita Roja de Beatrix Potter. Ilustraciones de Helen Oxenbury. Editorial Juventud, Álbumes Ilustrados, 2019. 200 x 260 mm., 48 pp., 16 €, (+5 años).

Por José R. Cortés Criado.

 

“Y ese fue el final de Caperucita Roja”.

Caperucita Roja de Beatrix Potter.

 

Beatrix Potter escribió esta versión del cuento clásico de Charles Perrault hace un siglo, pero hasta ahora no se había ilustrado. La escritora inglesa adapta la historia a la campiña inglesa, con sus prados verdes, sus arboledas de abedules y sus huertos.

La escritora también realza la maldad del cuento, ponen en primer lugar la ruindad y del lobo, ese ser sin escrúpulos que solo busca comer; aunque el texto no está exento de toques de humor, siendo ambivalente su proyección. Dejando un final claro para la niña y la abuela que puede resultar algo macabro para algunos lectores que esperan un final feliz.

El lenguaje, la estructura y el léxico hacen que este texto sea muy agradable de leer y te lleve a reflexionar sobre lo sucedido y a viajar por la campiña inglesa junto a esa encantadora niña que todos querían tanto.

La magistral ilustradora sabe muy bien reflejar esos paisajes y esos personajes, dando vida a un truhan y reflejando muy bien lo taimado y astuto que es el lobo frente a la inocente criaturita que iba a llevar un bollo con pasas y mantequilla a la abuela.

Son muy bonitas las imágenes campestres, las que reflejan a los leñadores en plena faena y llaman la atención las del lobo, primero algo temeroso de los hombres, muy delgado dado los días de ayuno que pasa y lo muy orondo que queda tras su gran banquete, tanto que apenas puede caminar de prisa.

Frente a la dureza del final del cuento, la última ilustración deja abierta la imaginación a los lectores y da un hálito de esperanza a quienes deseen otro final, pues la imagen deja abierto el desenlace, así que quien quiera que añada en su imaginación una ilustración más para darle su final deseado.

Para acabar, añadir que sin duda es una magnífica versión del cuento tradicional cargada de fuerza y belleza que se suman a las bellísimas ilustraciones, algunas, las menos, dibujadas a carboncillo; y las más, a todo color, llenas de frescura y vida.

 

 

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