Los International Latino Book Awards constataron un año más el auge de la literatura latina.
El mundo de la creación literaria latina vivió en 2019 otro capítulo más de su creciente historia de éxito con la celebración de una nueva edición de los International Latino Book Awards, un certamen que nació hace más de dos décadas con la intención de promover la alfabetización dentro del mundo latino.
Tras convertirse en un vehículo de cohesión social, los premios constituyen ya un auténtico escaparate para autores de todo el mundo, y no solo para aquellos que resultan premiados, ya que se otorga una considerable visibilidad tanto a los vencedores como a finalistas y menciones de honor. Una fiesta de la cultura latina apadrinada por personalidades de relevancia dentro del mundillo. No es casualidad que uno de los dos fundadores de la Latino LiteracyNow, la organización sin ánimo de lucro de la que surgió la idea de este certamen, es el célebre actor y director Edward James Olmos.
Al premio pueden optar tanto autores publicados por editoriales como autopublicados, y no es requisito imprescindible la publicación en español, ya que también pueden concurrir obras escritas en inglés y portugués. En la última edición, casi 3000 autores y editores de todo el mundo se presentaron, resultando elegidos 257 finalistas para las 95 categorías que fueron establecidas, entre ellas poesía, ficción, no ficción, traducción, biografía, etc.
Más allá de otras consideraciones, estas cifras hablan de un auge considerable de la literatura latina, y más importante aún, de la demanda que esta tiene. No en vano, en el último año, el público latino invirtió más de 725 millones de dólares en consumir literatura escrita en inglés y español.
Uno de los finalistas fue el escritor argentino J. J. Tapia, que competía con Circo. La troupe del bosque marchito, y que resultó galardonado con una Mención de Honor en la ceremonia que tuvo lugar el pasado 21 de septiembre. Tapia ya había sido publicado por el sello español Caligrama, gozando de unas críticas muy positivas.
Más allá del galardón, que resulta de incuestionable valor, el autor destacaba, en una entrevista concedida meses antes al blog La Reina Lectora, dos aspectos que pueden ser vitales para consolidar una obra en el mercado internacional y a los que contribuye enormemente un evento como este. Por un lado, está la posibilidad de hacer contactos, el llamado networking. Tapia aseguraba que «en muchas de estas ferias se cierran contratos de representación importantes. Te encuentras con editores, agentes y bibliotecas, así como autores y áreas de educación y gobiernos estatales y comunales que se interesan por promover en sus escuelas y universidades toda clase de textos».
Por otra parte, el mercado hispano latino estadounidense ofrece posibilidades aún inexploradas, si bien es preciso plantearse la traducción al inglés de la obra en cuestión: «Lo que más me llamó la atención de esta experiencia, fue ver que el mercado latino-hispano de EEUU es muy grande; es un país dentro de otro país. Y hay mucho por hacer para darse a conocer dentro de ese espacio. Por supuesto puede ser un objetivo futuro llevarla al inglés y a otros idiomas».