‘El cerezo de las dudas de Carmen Maritza Jiménez’, la posesión espectral de una mujer de alta cuna en la Colombia del siglo XX.

Por Eva Fraile.

Carmen Maritza Jiménez es una escritora colombiana con dos obras publicadas hasta el momento, El cerezo de las dudas (Círculo Rojo) y La temible Lucrecia (Caligrama editorial). También es autora de numerosos ensayos y trabajos crítico-literarios. Ha colaborado en la Revista La Tercera Orilla, Unab, Bucaramanga, Colombia y es profesional en Estudios Literarios y Máster en Cultura y Literaturas de Asia Oriental por la Universitat Oberta de Catalunya, UOC. Barcelona, España.

Carmen es, por tanto, una escritora que sabe de lo que habla. Entre sus referentes están Miguel de Cervantes, Edgar Allan Poe o Alejo Carpentier, entre otros. Además, se ha especializado, sobre todo, en el género de misterio paranormal porque, en palabras de la propia autora, la vida aún no ha sido descifrada.

El cerezo de las dudas, su primera obra, una novela muy cuidada, está basada en un personaje de la vida real. Este personaje es una mujer distinguida, culta, de un preclaro entendimiento, gran belleza y de firme carácter que ha sido poseída por un soldado perecido en la Guerra de los Mil Días. Este soldado, en vida, pretendió su amor.

Carmen Maritza pudo construir este relato gracias a la tradición oral familiar y las historias que perduraban en el aire de la población. Sorprende que en las dos novelas de la escritora colombiana siempre encontremos alguna aparición espectral, pero para Jiménez, las apariciones de los muertos han ocurrido desde que el mundo es mundo, por lo que lo trata con total normalidad en sus libros.

Tal y como se puede leer en la reseña de El cerezo de las dudas que dejé en mi web, el libro nos cuenta los esfuerzos de los familiares por liberar a Pía, el peso de soportar un espíritu, las creencias religiosas de un pueblo pequeño y las supersticiones entorno al suceso.

Este libro nos sirve de introducción al estilo narrativo y la imaginación de Jiménez, una autora que escribe siempre cerquita de su querido Caribe y que nos enseña a mirar a través del fino velo de la existencia, allá a donde alguien asome y el de aquí no le ve.