‘Alicia en el País de las Maravillas’ de Lewis Carroll y Chris Riddell.

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Alicia en el país de las maravillas
Alicia en el país de las maravillas

Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Ilustraciones de Chris Riddell. Editorial Edelvives, 2020. 196 x 351 mm., 328 pp., 25,27 €, (+8 años)

Por José R. Cortés Criado.

“¿Y de qué sirve un libro -se preguntaba Alicia- que no tiene ni dibujos ni conversación?” Lewis Carroll: Alicia en el País de las Maravillas.

Ciento cincuenta y cinco años después de su primera edición, la editorial Edelvives lanza esta nueva versión en una tirada muy cuidada, dado su aspecto externo: pasta dura, cinta para marcar la lectura y buen papel impreso, y unas originales ilustraciones creadas para la ocasión. El texto, muy conocido por los lectores universalmente, ha sido traducido al castellano por Alejandro Tobar.

Volver a leer, en dos tardes de frío, las trescientas páginas del libro ha sido un disfrute. De nuevo me he sentido correr con el conejo, me he reído de los pobres jardineros que tintaban diariamente las rosas blancas de color rojo, he sufrido por los cambios de estatura de la protagonista, he sentido asombro por esa reina que todo lo arreglaba cortando cabezas, por esa falsa tortuga que no termina de contarnos su historia…

Revivir las aventuras con el Conejo Blanco, la Liebre de Marzo, el Sombrerero, la Oruga azul, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones ha sido gratificante.

En fin, lo he pasado bien, a pesar de las prisas, los diálogos asombrosos, los animales extraños, los juegos únicos, las tazas de té, la pimienta, el bebé cerdito, las canciones sin sentido y las adivinanzas sin respuesta posible.

A todo ello hay que unir las ilustraciones de Chris Riddell, un gran admirador de Lewis Carroll, un lector reincidente de Alicia y, sobre todo, un gran admirador del ilustrador de la obra original, John Tenniel. Según nos cuenta, leyó y dibujó desde pequeño este libro, por eso se decidió a ilustrarlo.

El libro contiene muchas ilustraciones; unas en blanco y negro, otras a todo color. Tanto unas como otras son espectaculares. En todas se aprecia su particular forma de dibujar, se aprecian los trazos del lápiz de grafito y nos hacen soñar con ese país maravilloso.

Las ilustraciones a color son muy bonitas. Reflejan los ambientes narrados y muestran escenas importantes que impactan en el lector. Las acabadas en blanco y negro son sorprendentes, muchas ocupan casi dos páginas y son tan impactantes y tan detallistas, que dan ganas de tomar los lápices y colorearlas.

Este libro gustará a grandes y pequeños. Es muy bueno para la lectura en voz alta a los pequeños lectores, que así se animarán a leer por el oído.

 

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