Crítica de ‘Cruella’: La adaptación moderna con más estilo y personalidad de Disney

Cruella

Es época de secuelas, precuelas, remakes, reboots y cualquier otro nombre que pueda darse a una película que nace de otra. Con simplemente haber mirado la cartelera de los cines más cercanos un par de veces en los últimos 10 años ya se puede percibir. Esto no quita que muchas de estas «nuevas» cintas sean buenas y capaces de crearse a sí mismas, faltaría más. Sin embargo, esto es precisamente de lo que más ha padecido Disney en sus más recientes películas en acción real. O bien se alejaban demasiado del filme original, o bien eran demasiado fieles, o incluso carecían de la magia que se les presupone. Con este peliagudo panorama llegaba Cruella, una ambiciosa historia de orígenes de la legendaria villana protagonizada por Emma Stone. La película se estrena el próximo 28 de mayo en cines y en Disney Plus con Acceso Premium (22€). En Top Cultural hemos podido verla y esto es lo que nos ha parecido.

Hay un acierto flagrante en la cinta que tiene que ver con lo anteriormente mencionado. En este caso, como con Maléfica, el estudio ha apostado por explorar una historia propia y original del personaje. Pero, a diferencia de dicho filme, Cruella no solo rehúye de los automatismos básicos que se han visto hasta ahora en la malvada de Vil, sino que parte de cero con todo el universo que le rodea. Así, la película viaja hasta Inglaterra en los años 70 para presentar a Estella, una inocente y creativa joven llena de buenas ideas y obsesionada con la moda. Un día conocerá a su gran ídolo, la Baronesa von Hellman (Emma Thompson), la mejor diseñadora de Londres. Sin embargo, lo que parece una relación profesional idílica acaba sacando el lado más oscuro y descontrolado de Estella, su cara B: Cruella.

Ante todo, la película se construye gracias a su estética. Porque si bien es cierto que el guion adolece de ser algo aburrido y lento en tramos concretos (aunque siempre remonta), sus apartados visual y musical son suficientes para hipnotizar a cualquiera desde el minuto 1 y hasta los créditos finales. La personalidad de la que Cruella hace gala -nunca mejor dicho- es abrumadora. El vestuario es impresionante, con vestidos tan llamativos como inverosímiles que acaban siendo un personaje más en la película. La recreación de la revolución punk rock londinense de la época está presente en cada esquina de la pantalla, dejando estampas espectaculares. Y a ello se une una banda sonora plagada de no pocos clásicos que levantan hasta las escenas más pesadas.

En definitiva, si hay algo que resaltar en Cruella es que Disney al fin ha conseguido un tono distintivo gracias a un diseño de producción bárbaro que funciona como nunca. Porque, insistimos, la cinta tiene un arranque demasiado lento y largo pero, en el momento en que explota, todo se convierte en un festival de dinamismo, comedia, drama, luces, sombras y emoción. La película se eleva a lo más alto con un cóctel entretenidísimo y fácil de degustar.

Eso sí, cabe señalar también que Cruella no es perfecta. Superado ese eterno tramo inicial que podría haberse resumido en la mitad de tiempo, llega el éxtasis central, pero este también se acaba. Y nuevamente la cinta muestra sus costuras, convirtiéndose en un relato algo irregular. Sí, a nivel formal es un prodigio, pero la trama sobre el viaje y crecimiento del (anti)héroe es obvia y predecible. Es muy disfrutable, pero salvo que conectes de lleno también puede hacerse un poco pesada. En líneas generales presenta un guion con más altibajos de los que debería, acentuándose en un desarrollo simple y visto en un centenar de ocasiones.

Pero, al margen de los resultados a nivel formal y narrativo, hay algo en Cruella que también merece reconocimiento. O, más bien, alguien: Emma Stone. A estas alturas no sorprende su camaleónica capacidad interpretativa, no en vano tiene un Oscar (La La Land) y es una de las actrices más rifadas de la industria. Pero, una vez más, vuelve a dar una lección de buen cine tirando de oficio, delicadeza, garra y valentía. Se amolda perfectamente al personaje y a su compleja bipolaridad derrochando talento a raudales. El reparto que la acompaña cumple a la perfección, pero a su lado quedan completamente desdibujados, a excepción de un Emma Thompson también deslumbrante. Stone es un auténtico animal interpretativo y devora la pantalla sin ninguna compasión. Es imposible no quedar prendado de su histriónica Cruella.

En resumidas cuentas, Cruella lo tiene todo para encandilar. Una estética punk setentera alucinante, una banda sonora impecable y llena de clásicos, y una Emma Stone descomunal. Estos ingredientes hacen que la película se sobreponga a la sencillez de su intermitente historia, a sus momentos más olvidables y a su larga duración. Es una cinta que se aleja por completo de lo que se entiende a día de hoy por una película Disney para encontrar una voz propia que le sienta de fábula. No cabe la menor duda, será un gran éxito.

Gonzalo Franco Ibáñez

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