‘Benjamín Wilson y el caso de la mano maléfica’ de Beatriz Osés y Emilio Urberuaga

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Benjamín Wilson

Benjamín Wilson y el caso de la mano maléfica de Beatriz Osés. Ilustraciones de Emilio Urberuaga. Editorial Edebé, 2020. 130 x 200 mm., 148 pp., 9,20 €, (+8 años).

“Le exigimos que, de forma inmediata, lleve a su hijo al Thrishcross School. El curso escolar ya ha comenzado oficialmente y sus profesores han notificado su ausencia. Si incumple las normas, nos veremos obligados a tomar las medidas oportunas.” Beatriz Osés: Benjamín Wilson y el caso de la mano maléfica.

¿Os imagináis recibir una noticia como la anterior si no tenéis hijos? Pues eso es lo que le ocurre al protagonista de esta historia. Se trata de un señor a punto de jubilarse que recibe una carta instándole a llevar a su hijo al colegio, con una salvedad, que al que citan es a él mismo.

La policía se presenta en su casa y al comprobar su identidad, se lo llevan al colegio, allí la directora no quiere saber nada de su edad ni de su trabajo, lo único que le preocupa es escolarizarlo, cosa que hace sin dudar y lo lleva a su clase.

Al pobre hombre nadie le hace caso, ni la directora ni la maestra ni el conserje. Los únicos sorprendidos son los alumnos que no entienden que un señor que puede ser el abuelo de ellos, ocupe la mesa y la silla vacías del aula.

Pasada la sorpresa, Benjamín empieza a comprender a los alumnos, detecta problemas de convivencia, rescata a un alumno pequeño al que encerraron en un armario…aunque para eso destroce la puerta de un armario barroco. No puede dejar pasar los abusos a sus compañeros de aula.

Hasta descubre, no sin peripecias, a los alumnos mayores que tienen amedrentados a los pequeños, utilizando el símbolo de la huella de una mano de color roja: la mano maléfica; consiguiendo que todo el mundo supiese lo que sucedía en el colegio.

Beatriz Osés vuelve a escribir otra historia simpática, con mucho ingenio, que nos hace pasar un buen rato mientras la leemos. La trama, muy bien ensamblada, fluye con agilidad página tras página.

Si ingenioso es el texto que nos hace sonreír por lo extraño que resulta ver a un señor mayor sentarse en una mesa y despatarrarla, ser reprendido como un niño y estar atrapado por la burocracia, más lo son las ilustraciones de Emilio Urberuaga.

Las ilustraciones son espontáneas y libres, marcando la originalidad de su autor a la hora de perfilar o colorearlas, según su propio estilo. Nos muestra un atribulado Benjamín custodiado por dos policías, reclamando una silla de mayor tamaño, mostrando la mano maléfica o esgrimiendo la escobilla de water.

Buen libro para los pequeños lectores ávidos de aventuras en el colegio.

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