Entrevista a la escritora Mar del Olmo: «No existen vidas imperfectas, sino actitudes inapropiadas»
Por Eva Fraile.
A lo mejor, conseguir la vida de nuestros sueños pasa por rebajar las expectativas, reflexiona Mar del Olmo (Valdepeñas, Ciudad Real, 1968). La autora manchega sostiene que, al fin y al cabo, el origen de nuestra infelicidad radica en que solemos marcarnos objetivos inalcanzables. Aprender a desconectarse de lo que se supone que hemos de «conseguir» es fundamental pero tremendamente complicado. Para ello, tal vez sea necesario seguir los pasos de Ana, una suerte de antiheroína llamada a encarnar el icono de la mujer real.
P. Cuentas que naciste con un «apellido diferente», ¿qué historia hay detrás de ese del Olmo?
R. Empecé a escribir mi primera novela, 45 días por año, mientras estaba trabajando en una multinacional de telecomunicaciones. Estaba claro que había personajes que podrían ser fácilmente reconocibles y tuve miedo de que me desterraran del sector por lo que estaba contando en las páginas de mi novela. Así que lo más sencillo era crearse otra identidad. Yo quería firmar mis libros como Itxaso, que es mar en euskera, pero mi gran amigo Lucas Figueroa me bautizó como Mar del Olmo. Decía que era muy sonoro y que iba conmigo el nuevo apellido, así que lo adopté en su honor.
P. ¿Qué hay que hacer para conseguir la vida de tus sueños cuando eres mujer y pasas de los 40?
R. Probablemente, si lo supiera, estaría dando charlas TEDX por el mundo y generando libros de autoayuda como una loca para montarme en el tren de los superventas.
O tal vez sea todo mucho más fácil y lo único que haya que hacer sea rebajar las expectativas de lo que es la vida de nuestros sueños. Da igual la edad que tengas, todos tenemos en común que nos marcamos unos objetivos inalcanzables y de ahí viene la frustración y la infelicidad.
Si eres feliz con pequeñas cosas y asumes cuál es tu vida y dónde están los límites de mejora que puedes llevar a cabo, tendrás la vida perfecta.
No existen vidas imperfectas, sino actitudes inapropiadas.
P. ¿La vida real de una mujer de 40 es tan trepidante como la cuentas?
R. Es probable que me haya quedado corta… No he contado todo lo que sé.
Aunque los 40 son una edad perfecta en muchos sentidos, también significan el declive en otros muchos aspectos, y la vida no nos da mucha tregua. Demasiadas obligaciones y muy poco tiempo.
P. ¿Crees que tu protagonista, Ana, tiene los ingredientes necesarios para convertirse en un icono literario?
R. ¿Por qué no? Ya tuvimos tiempo para las Madame Bovary y las damas de las camelias. Ahora es el turno de las rellenitas que se tiran a bomba a las piscinas de los spa de lujo.
Si Ana representa a una inmensa mayoría de un determinado grupo de edad, puede convertirse en un icono para ellas porque se sientan identificadas.
Queremos más personas reales y menos desayunos de Instagram.
P. Escribir humor, tratar de causar ese efecto en el lector, debe de ser todo un reto.
R. No es por quitarme mérito, pero para mí no es un reto. Es mi forma de hacerlo y no conozco otra.
Solo ha habido una persona que me ha dicho que no le ha gustado nada mi sentido del humor y que no terminó de leer mi primera novela por ese motivo. Una vez asumida la crítica, que siempre cuesta un poco, aceptas que no puedes gustar a todo el mundo. Hay autores consagrados y superventas que a mí no me gustan nada, y considero que es normal.
Si piensas en escribir pendiente de buscar la broma que provoque la risa, pierdes frescura y naturalidad. No busco más que entretener siendo fiel a mi estilo.
P. Desde hace unos años, la mejor escuela de humor parece estar en La Mancha. Sobre todo, un humor costumbrista, como el que tú, nacida en Valdepeñas, retratas tan bien en 45 días por año y El mito del chiringuito. ¿Los manchegos sois así por naturaleza, con esa forma particular de ver la vida, o a qué crees que se debe ese éxito del humor manchego?
R. Yo creo que el humor manchego es muy general para todo el territorio nacional. Somos campechanos, acogedores y creo que con un buen sentido del humor.
Esa hornada de humoristas es de lo mejor que hay. Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, José Mota… han creado personajes inolvidables y tronchantes. Pero también muy costumbristas. La vieja del visillo podría vivir también en Galicia y seguiría siendo igualmente divertida.
El manchego primero se ríe de sí mismo y luego de los demás, y tengo la sensación de que ahí radica la clave del éxito.
P. ¿Seguirá Ana viviendo más aventuras?
R. De momento le voy a dar vacaciones. Mi próxima novela tiene otro protagonista y otro escenario. No descarto que haya algún «cameo» de un personaje de mis anteriores novelas, pero no una tercera parte. Por ahora.