Una lavadora en Saturno
Una lavadora en Saturno

Una lavadora en Saturno de David Fernández Sifres. Ilustraciones de Mercè Aránega. Editorial Edebé, 2021. 130 x 195 mm., 180 pp., 9,20 €, (+8 años).

Por José R. Cortés Criado.

“Nos contaron que, en su planeta, en vez de ir al cole, se pasaban el día rebuscando en la basura espacial para encontrar cosas útiles que poder vender, o comida.”

Original historia de dos hermanos que cansados de que sus padres solo le hagan caso al nuevo hermanito deciden marcharse lejos de casa, nada más ni nada menos que a Saturno.

Carolina, como tiene ocho años y es la mayor, es la astronauta por vocación, y la que toma las decisiones importantes. Así que usaron la lavadora vieja que estaba en el jardín para construirse una nave espacial, con su punta cónica, su navegador para llegar al destino, su botón rojo para despegar y su fuerza propulsora.

Aunque les daba algo de pena abandonar su hogar, lo disimularon. La niña estaba muy convencida del viaje. Felipe, el hermano pequeño, nunca abandonaría a su hermana, así que ambos despegaron.

Una vez que llegaron a su destino, no sin temor, salieron de su lavadora-cohete y se acercaron a unos extraterrestres que por allí andaban. El suelo parecía un basurero, los habitantes de Saturno, los “saturninos” se parecían a ellos en algunas cosas, incluso sabían su idioma.

La sorpresa de unos y otros fue tremenda y cuando nuestros viajeros les contaron a los otros cómo era su casa, su colegio, su barrio…, más se sorprendían y querían ir con ellos a ese planeta maravilloso.

Al final ambos se reencontraron en un espacio común, que abría unas puertas a una vida mejor para todos. Cuando el lector llega al final puede que se sorprenda del planeta al que llegaron Carolina y Felipe, un lugar al que nunca se hubiesen acercado si no hubiesen viajado al espacio. El epílogo del libro da la clave de la trama.

Original historia que sirve para tratar el problema de los celos cuando llega un nuevo hermanito a casa; de la suerte que tenemos, algunos, de nacer en el sitio que nacemos, y de las dificultades que tiene otros, simplemente, por nacer un poco más lejos.

Fernández Sifres vuelve a acertar con su libro, donde se mezclan pasajes serios, con otros cargados de humor, ilusión, esperanza y temor a lo desconocido. Haciéndonos pensar que muchas veces no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

Todos los lectores aprenderemos alguna lección, aunque ese no sea el objetivo del escritor ni el libro tenga carga de moralina y los pequeños sabrán que los padres suelen querer a sus hijos tanto como para llegar a Saturno en su búsqueda.

El libro está ilustrado por Mercè Arànega con unas simpáticas imágenes de vivos colores que reproducen algunas escenas y muestran algunos detalles de la trama.

 

 

 

 

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