Entrevista a Félix Buisán: «Aún existe un gran desconocimiento de lo que fueron y representaron los comuneros»

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Félix Buisán
Félix Buisán

Médico anestesista y, sobre todo (para el caso que nos ocupa), aficionado a la historia, a Félix Buisán (Palencia, 1957) no le entra en la cabeza cómo un hecho histórico del calibre de las Comunidades de Castilla puede pasar tan desapercibido entre la población de nuestro país. Será que hay hechos que tienen buena prensa y otros que no la tienen tanto, pero, aun así, como buen castellano, y en honor a una promesa que en su día hiciera a su padre, ha publicado la que es su primera novela histórica Historia de un soldado comunero.

P. Escribir una novela histórica debe de ser complicado, porque, además del rigor, hay que ofrecer un tono de acción que mantenga al lector enganchado, ¿cómo se consigue todo esto?

R. El público lector de novela histórica es muy exigente (puede que el que más) y quiere obras muy veraces y amenas a la vez. La novela histórica es un género que combina personajes de ficción y tramas ficticias con personajes, lugares y fechas históricas. Una de las funciones intrínsecas de la novela histórica es ofrecer al lector información real sobre ese periodo histórico concreto y presentarlo de forma atractiva. El fin principal es entretener (recrear, deleitar) enseñar (instruir, aleccionar) y emocionar (impresionar, conmover) al lector. ¿Cómo se consigue, o cómo lo he conseguido yo? Primero, es imprescindible un conocimiento amplio de ese momento histórico, lo que conlleva un profundo trabajo de documentación (en mi caso, me llevó tres años). Segundo, para enganchar al lector, la idea tiene que ser original, y mejor describir una época poco conocida. He intentado, además, dar una visión distinta o menos común sobre el hecho histórico de la guerra de las Comunidades de Castilla.

P. Ocho años has estado dando forma a Historia de un soldado comunero, ¿es muy importante para ti el rigor documental?

R. Ciertamente. Lo acabo de comentar. No soy historiador ni pretendo serlo, pero sí es necesario tener unas bases sólidas que te permitan la construcción de un relato coherente, con lógica y que se aproxime a la realidad de la época, y que el público lector desea percibir. Creo, honestamente, que esta obra es capital para comprender aquel periodo histórico en Castilla, que, de otro modo, solo sería conocido por los historiadores.

P. ¿Dirías que la revuelta de las Comunidades sigue siendo poco conocida en nuestro país? Y, de ser así, ¿a qué consideras que se debe?

R. La memoria de los comuneros desapareció de la Historia española hasta que, a finales del siglo XVIII, se retomó su epopeya y su legado como arquetipo de revoluciones posteriores, como, por ejemplo, la Revolución Francesa en 1789. En la historia posterior, la revolución de las Comunidades de Castilla fue reivindicada por liberales y demócratas decimonónicos. Conservadores y absolutistas renegaron de ella y la presentaron como un movimiento regresivo que estuvo a punto de frustrar el colosal imperio español de Carlos V. En 1931, la Segunda República Española quiso recuperar esa memoria a través de uno de sus iconos más populares: la bandera republicana. Y es que el morado de esta bandera simboliza (erróneamente, ya que el verdadero color era el rojo carmesí) el color del pendón de los comuneros, un homenaje al pueblo de Castilla. Durante la dictadura franquista, la revolución de las Comunidades de Castilla quedó relegada de nuevo al olvido. A cambio, fueron ensalzadas las virtudes del emperador Carlos y la empresa imperial de la monarquía hispánica.

El relato mítico de lucha por las libertades eclosiona, sobre todo en Castilla y León, durante el periodo de la Transición democrática, momento en el que la revuelta comunera se erige en el símbolo por antonomasia de la lucha contra el centralismo.

En España no se estudia este acontecimiento histórico. En Castilla y León tampoco hay un gran conocimiento de la historia de la Comunidad y lo que supuso la revuelta comunera. A los jóvenes les suena extraño el hecho de festejar una derrota. Muchos lo califican de «absurdo». A otros, incluso, ni siquiera les han llegado a explicar en clase lo que sucedió en Villalar en 1521, aquel 23 de abril. Creo que, sobre todo los jóvenes, no tienen sentimiento de Comunidad. «No está muy en la calle, es más cosa de los políticos», dicen. En definitiva, aún existe un elevado desconocimiento de lo que fueron y representaron los comuneros y, por otra parte, el ceremonial identitario y nacionalista no cala entre la juventud.

Historia de un soldado comunero
Historia de un soldado comunero

P. El emperador Carlos es una figura histórica que goza de bastante buena prensa, aunque hay quien sostiene que, con él, y sobre todo tras el episodio de los comuneros, comienza el declive de Castilla, ¿estás de acuerdo?

R. Sí, así fue. Castilla y España perdieron el tren del desarrollo y del progreso con la derrota de las Comunidades en la batalla de Villalar (1521). Castilla vivió una profunda depresión económica, sobre todo porque su industria textil quedó gravemente herida. Aparte, las ciudades rebeldes tuvieron que pagar enormes indemnizaciones por las revueltas, lo que provocó que dicha depresión se prolongara durante años. El siguiente siglo, pleno de guerras por todo el mundo, no hizo sino empobrecer más a la población, limitando su crecimiento futuro. Los resultados económicos fueron terribles. No se acabó de formar una clase media urbana que se diferenciase de la nobleza y del campesinado, que es lo que en última instancia podría haber originado el desarrollo económico y social.

P. Si con tu libro pudieras cambiar algo en el panorama de la novela histórica nacional, ¿qué te gustaría que fuera?

R. En este país no solo es dificilísimo que alguien te lea, sino que alguien sepa que existe tu libro, sobre todo si no publicas con una de las grandes editoriales. Decir que hay novelas de una gran calidad, desconocidas, que se merecen un público lector y un público lector que se merece esas novelas. Si pudiera cambiar algo con mi libro, diría: ¿quieres novela histórica de calidad y poco conocida? Aquí la tienes: Historia de un soldado comunero.

P. ¿Te gustaría probar a escribir en otro/s género/s?

R. Sí, por qué no.

P. ¿Con quién te enorgullecería que te comparasen?

R. Con cualquiera de los grandes de la novela histórica en España. Por ejemplo, con Ildefonso Falcones, Santiago Posteguillo o Arturo Pérez-Reverte. Tampoco me importaría que me comparasen con Bernard Cornwell, novelista y periodista inglés, que es bueno en lo que hace (novela histórica), sobre todo en la descripción de batallas. Casi nada. 

P. ¿Qué puedes contarnos sobre próximos proyectos?

R. Voy a firmar ejemplares de mi novela en El Corte Inglés de Valladolid en la próxima Feria del Libro… Je, je, es broma.  Tengo en mente otra novela histórica y un libro de relatos. Ah, y a ver si un agente literario se interesa por mí (que todo es posible).

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