Entrevista a Blanca Cabañas por ‘Perro que no ladra’: «Me gusta pensar en el thriller como si fuera un puzle»

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Blanca Cabañas
Blanca Cabañas

Este mes caluroso de julio hemos entrevistado a la escritora Blanca Cabañas que acaba de publicar su primera novela Perro que no ladra (Suma). Un thriller muy adictivo, repleto intriga y suspense, con un final que no deja indiferente. Blanca es una maestra gaditana de educación especial y pedagoga, completó su formación con un máster en Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana. Sueña con ser escritora desde que tiene memoria. En su obra Katchi fue premiada en 2018 como Mejor Relato Corto en el III Certamen Literario Dos Hermanas Divertida.

Por Carmen F. Etreros (Topcultural)

P. ¿Cómo nació la idea para escribir esta novela Perro que no ladra?

R. La idea que dio vida a Perro que no ladra surge en 2020 estudiando un máster en Atención Temprana y Necesidades Educativas Especiales. Fue así que empecé a interesarme por la neuroeducación, una ciencia pionera en estudiar los efectos del aprendizaje en el cerebro. Todo lo que aprendí que me pareció interesante lo volqué en la novela, que escribí en ese verano postconfinamiento. El síndrome de Capgras fue lo que más me impactó. Es un extraño trastorno neurológico que, a causa de una lesión cerebral, hace pensar a sus afectados que una o varias personas que conoce han sido suplantadas por dobles idénticos. Desde 1923 solo se han confirmado cien casos. Me pareció tan inverosímil que seguí investigando. Me di cuenta de lo poco que había escrito o filmado respecto a este síndrome y le quise dar voz, quise compartirlo. Esa fue la primera idea que quise transmitir. Yo venía de escribir relato breve y haber ganado varios certámenes literarios que me dieron mucha confianza, así que la neuroeducación fue la gasolina y el motor, mis ganas de escribir una novela.

P- ¿Por qué decides escribir una novela negra? 

R. Escribo novela negra porque me encanta el género. Es lo que leo, lo que veo en series, películas… Es lo que me entretiene. No creo que pudiera contar una historia si no fuera desde la perspectiva del misterio. Hoy en día es muy difícil catalogar una novela, todas albergan varios géneros: un thriller con una bonita historia de amor, un thriller histórico… En mi caso, siempre parto de una idea, una fuente de conocimiento, un mundo que quiero mostrar. En este caso, como ya he dicho, es la neuroeducación. Y a partir de ahí, cuento una historia de misterio. Es ficción, pero se apoya y se nutre de mucha verdad. En Perro que no ladra se fraguan varios conflictos: la fe y la ciencia, la razón y las creencias supersticiosas y aquel que vive la propia protagonista, que lidia con su pasado y con su miedo a mirar atrás.

P. ¿Por qué Lara decide regresar a su pueblo natal, Chiclana de la Frontera?

R. Lara vuelve a su Chiclana natal a causa de una llamada repentina de su hermana, tras 14 años en los que no ha tenido apenas relación con su familia. En esa llamada le cuenta que su madre ha tenido un accidente y es una excusa perfecta para hacer frente a los fantasmas del pasado y al motivo que precipitó su marcha: la desaparición de una niña en extrañas circunstancias. Una niña que fue, ni más ni menos, que una de sus mejores amigas. Lara no guarda buenos recuerdos de Chiclana y tampoco mantiene relaciones familiares agradables. En Perro que no ladra el antagonista es, en muchas ocasiones, la propia protagonista, otras veces se encuentra en el mismo núcleo familiar. Y es que, a veces, no hace falta salir de casa para encontrar al monstruo.

P. En el caso de Lara, ¿el pasado siempre vuelve?

R. Siempre vuelve. La novela nos muestra cómo afecta una tragedia de esta envergadura a cada persona. Por un lado, tenemos el grupo de amigas, al que Lara pertenece, que ahora está incompleto, porque nunca van a conseguir olvidar que falta una de ellas y, por otro lado, tenemos a una familia rota que jamás se dará por vencida, que buscará hasta que aparezca el cuerpo de su hija. Al regresar, Lara, siente una obligación, una responsabilidad que la une inexorablemente con la búsqueda de la verdad, con la búsqueda de su amiga desaparecida hace 14 años. Pronto se dará cuenta de que a su alrededor hay mentiras, falsas apariencias, miradas esquivas. El mismo peligro la hace obsesionarse y querer llegar hasta el final.

Perro que no ladra

P. ¿Cómo consigues mantener ese ritmo y esa tensión durante toda la novela? 

R. No es fácil. Hay que escribir a sabiendas de que la persona que te lee tiene mil estímulos alrededor y debes conseguir que, pese a ello, decida seguir leyendo tu novela. A mí me gustan los capítulos cortos, esos que te dejan con ganas de más. No hace falta terminarlos todos con giros inesperados. Simplemente, dejar con esa sed de leer, de querer seguir viendo Chiclana a través de los ojos de Lara, de vivir junto a ella la trama, de seguir sus pasos y descubrir a dónde la llevarán. El lector debe sospechar de los personajes, debe sentir los miedos como propios y debe jugar a adivinar esa verdad que busca Lara. Me gusta pensar en el thriller como si fuera un puzle. El lector va formando sus teorías y presupone que va a armar la historia, pero soy yo quien le da las piezas. Yo decido de quien sospecha, a quién teme, quién le produce confianza. Y al final, ese puzle que casi tenía formado, se cae de la mesa. Es el giro final. Ocurre lo que jamás había imaginado. Y debe volver a empezar con la boca abierta.

P. ¿Cuáles son tus planes de futuro como escritora?

R. Ahora mismo tengo unas semanas de promoción: entrevistas, la presentación oficial de la novela en Chiclana con prensa, ferias del libro… Luego, mi intención es moldear el borrador de la segunda novela, que ya está escrita, pero no terminada. Si Perro que no ladra se nutre de la neuroeducación, la segunda lo hace de un mundo que yo misma he tenido que descubrir para contarlo. Me he documentado muchísimo, he podido ver desde las bambalinas, entrar por la puerta de Solo personal autorizado… Creo que nunca se ha hablado de este tema desde la perspectiva del suspense y el misterio. Me gusta poder contar historias, hablar de lo que quiero, pero siempre envolviéndolo de thriller. Estoy muy ilusionada con este nuevo proyecto y con ganas de ponerme a trabajar en él. De momento, me contento con las alegrías que Perro que no ladra me está dando, que son muchas más de las que habría imaginado.

 

 

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