Entrevista a José Calvo Poyato, autor de ‘El año de la República’: “Solemos aprender poco de nuestro pasado”

0
José Calvo Poyato
José Calvo Poyato

Santiago Posteguillo lo ha comparado con Galdós, y ese es un elogio que dice mucho, e impone respeto. Tras acompañar a Magallanes y Elcano en su travesía, José Calvo Poyato (Cabra, 1951) regresa a la época convulsa que ya visitó en Sangre en la calle del Turco, y lo hace de la mano del mismo protagonista.

P. Sus últimos libros conmemoran aniversarios. ¿Es una decisión comercial, una manera de aprovechar el tirón de los números redondos?

R. Mi último libro, antes de El año de la República (Harper Collins Ibérica) no responde a ninguna efeméride. En La travesía final cuento que ocurre con Juan Sebastián Elcano, después de dar la vuelta al mundo. Las novelas surgen porque hay un episodio histórico que puede resultar atractivo para mí y pienso que para el lector, más allá de que haya una efeméride.

P. Llama poderosamente la atención su ritmo de trabajo. ¿Tiene un sistema que le permita mantener la frecuencia de sus lanzamientos?

R. No tengo un ritmo de trabajo superior al de otros autores, como José Luis Corral, Jesús Maeso, Antonio Pérez Henares, Santiago Posteguillo o Isabel San Sebastián, sólo por citarle algunos nombres. La lista podría ser mucho más larga. Piense que Pérez Galdós en el año de la república, 1873, publicó cuatro novelas. ¡En un año! Los cuatro primeros Episodios Nacionales.

P. Presenta ahora una novela ambientada en la I República. La República olvidada, podríamos decir… ¿Por qué la hemos borrado de nuestro imaginario?

R, No creo que esté olvidada de nuestro imaginario. Fue un hecho, sin duda, muy importante de nuestro siglo XIX. Nada más y nada menos que el primer ensayo republicano en España. Es posible que el fiasco político que supuso haya hecho que, para algunos, haya pasado a un segundo plano. Pero insisto en la importancia de aquel acontecimiento, que no está borrado de nuestro imaginario. Los nombres de Pi y Margall, Salmerón o Castelar están en la memoria de muchos españoles.

P. ¿Qué podemos aprender de ese periodo político tan convulso?

R. En mi opinión, solemos aprender poco de nuestro pasado. Si así fuera no cometeríamos algunos errores que como nación hemos pagado caro. Quizá la lección más positiva que podemos sacar de ese periodo que, como señala, fue verdaderamente convulso —me refiero a esos años que en Historia conocemos como Sexenio Revolucionario en el cual se inserta la Primera República— es que los españoles somos capaces de crear situaciones verdaderamente complicadas y que tenemos una asombrosa capacidad para salir de ellas.

P. ¿Se pueden establecer paralelismos con la España actual?

R. En historia establecer paralelismos es poco recomendable. El fondo y las circunstancias de una época tienen poco que ver con los de otra. Más aún cuando han pasado ciento cincuenta años en que el mundo y también España han cambiado de forma radical. Nos llevaría a caer en cierto presentismo que me parece detestable. Le diré, sin embargo, que algunos discursos pronunciados en las Cotes aquel año de 1873 y que, en parte, recojo, en El año de la República, abordan asuntos que hoy siguen vigentes.

P En el libro recupera personajes de una obra anterior. ¿Lo tenía previsto cuando escribió Sangre en la calle del Turco?

R. Efectivamente, el protagonista de la novela es de nuevo Fernando Besora, aunque sus circunstancias son diferentes a las que vivía en Sangre en la calle del Turco. Ahora tiene más experiencia y no es un meritorio, sino que se ha convertido en director de la Iberia. Cuando acabé aquella novela no me planteaba recuperarlo. Pero, cuando decidí contar los acontecimientos de El año de la República en primera persona, me pareció que Besora era ideal porque los hechos ocurren pocos años después.

El año de la República
El año de la República

P. Usted es historiador. ¿Qué logra con novelas que nunca lograría en clases o conferencias?

R. Una clase es un acto académico. Muchas conferencias también los son, aunque no necesariamente. Una novela histórica es otra cosa. Es una obra literaria donde aparecen elementos de creatividad, de ficción. Algo que en una clase no ocurre. Con las novelas creo que llego a mucha más gente que en una clase o dando una conferencia. La novela histórica me parece una buena forma de conocer nuestra historia, aunque el lector nunca debe perder de vista que no deja de ser una novela.

P. Santiago Posteguillo le ha comparado con Galdós. Supongo que un elogio así impone.

R. Posteguillo es mi amigo. Sé, porque él me lo dijo en su día y también lo dijo públicamente, que Sangre en la calle del Turco, le parecía una novela extraordinaria. Con un fondo histórico buen construido, fiel a los acontecimientos y con un pulso narrativo muy fuerte. Cuando le dije que volvía a esa agitada época de nuestro siglo XIX con El año de la República, comentó que era el Galdós del Siglo XIX. Me parece un elogio inmerecido, pero viene, como le he dicho de un amigo y eso para mí es muy importante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *